La Alegría de ServirMuestra

Mi Familia: Una esposa sierva

Hace dos generaciones lo normal era que se aludiera a las mujeres casadas con el nombre del esposo; por ejemplo: la señora de John Smith. Hace una generación, eso ya era cosa del pasado y aparecieron los nombres propios de las esposas: la Sra. Judy Smith. La tendencia de ayer era que las casadas conservaran el nombre de solteras después del matrimonio. La moda de hoy es simplemente vivir juntos sin tomarse la molestia de casarse.

En estos momentos, las enseñanzas de la Biblia sobre los roles de género en el matrimonio deben parecer pintorescas y anticuadas en el mejor de los casos, y esclavitud en el peor. “Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor” (Efesios 5:22). ¡Oh! ¿En serio?

Sí. Eso es lo que Dios realmente quiere decir y no porque la Trinidad sea machista, sino porque diseñó al hombre y a la mujer para que dancen juntos de la manera más armónica cuando un hombre afectuoso y noble guía, y una esposa amorosa y comprensiva permite que la guíe.

¿Por qué hacer esto? No porque los hombres sean más inteligentes o más importantes. Esposas, ustedes no hacen esto en primer lugar para el esposo, lo hacen “como para el Señor”. Jesús nunca les mentiría. Jesús nunca les haría daño. Recuerden: la alegría está en servir, no en ser servido.