Indescriptible: Un viaje de 7 días sobre Dios y la cienciaEjemplo

SIN HUESOS QUE ESCONDER

Huesos—nos separan de las medusas. Bueno... huesos, inteligencia, almas, y algunas otras cosas. Pero el punto es que los huesos son sumamente importantes. El adulto tiene 206 huesos—más de la mitad de ellos están en en tus manos y tus pies. El fémur (hueso del muslo) es el más largo, mientras que el estribo (el cual está en tu oído medio) es el más pequeño.

Los huesos hacen muchas cosas por tu cuerpo. Por ejemplo, los huesos te mantienen de pie. Ellos forman tu esqueleto y le dan forma a tu cuerpo. Los huesos le dan una armazón a tus músculos para que te puedas mover, y ellos protegen tus tejidos blandos y órganos. También almacenan los minerales que necesita tu cuerpo—como el calcio. Y la médula—la cosa que está dentro de tus huesos—es de hecho una fábrica de las células de tu cuerpo. Así que, sí, los huesos de tu esqueleto son muy importantes, pero no son los únicos huesos que tienes.

También tienes "huesos de fe" saludables. Mantienes estos huesos saludables orando a Dios, alabándole, estudiando Su Palabra y estando con Su gente. Los huesos de la fe son algunos de los más importantes que necesitas para darle forma a tu vida. Ellos te ayudan a mantenerte en movimiento hacia la dirección correcta mientras sigues la voluntad a de Dios. Protegen las partes suaves del interior de tu corazón y tu alma, y almacenan el poder de Dios en tu espíritu, de manera que esté allí cuando lo necesites. Si mantienes tus huesos de la fe saludables, estos huesos te mantendrán de pie cuando vengan las tentaciones y los tiempos duros. ¡No hay nada que esconder—estos huesos de la fe son inmensamente importantes!

¡Asómbrate!

Naciste con 300 huesos en tu cuerpo, pero ahora solo tienes 206. ¿Qué pasó? ¿Perdiste alguno? No, pero algunos de ellos se unieron. Por ejemplo, cuando los bebés nacen, los huesos de su cráneo aún están separados, están conectados solo por duras membranas llamadas fontanelas—estas crean el "punto suave" en la cabeza del bebé. Con el tiempo, los huesos se unen y se vuelven sólidos.

Oración

¡Señor, enséñame cómo mantener mis "huesos de la fe" fuertes—para que pueda siempre estar de pie para Ti!