Libre De Mí: Por Qué La Vida Es Mejor Cuando No Se Trata De TiMuestra

Reclamar la visión de Dios para Nuestra Apariencia

Probablemente se sienta expuesta cuando sus imperfecciones físicas son perceptibles para los demás. Todos lo hacemos, y los humanos lo han estado haciendo desde que Adán y Eva escondieron sus cuerpos en el jardín. Es verdad acerca del pecado y de las tapas de muffins: camuflamos las cosas que no nos gustan de nosotros mismos. 

Ahora aquí es donde esto se pone difícil. La imagen corporal no se trata de nosotros, pero nuestros cuerpos son parte de nosotros. No podemos separar nuestros exteriores de quienes somos, porque Dios nos hizo a cada uno de nosotros para ser personas, cuerpo y alma completos. Si nuestros cuerpos físicos no fueran importantes, Jesús no habría tomado forma física. Tomó carne humana para poder redimirnos a todos, tanto a nuestros cuerpos como a nuestras almas. 

Esto significa que "lo que está dentro de ti" NO es todo lo que le importa a Dios. Tu exterior también importa, porque todo acerca de ti le importa a Dios. Todo tu ser fue creado con un propósito, lo que significa que tu apariencia no es el enemigo. Tu cuerpo, tu rostro, tu cabello, tus ojos, todo eso es "bueno". Al principio de los tiempos, Dios lo declaró así. Donde nos equivocamos es al sobre enfatizar esa bondad y hacer de nuestra apariencia un reflejo de nuestro valor.

Cuando hacemos nuestras apariencias acerca de nosotros, nuestro deseo de lucir linda, en lugar de nuestro deseo de amar, dicta nuestras acciones. La verdad es que cuando hacemos nuestros cuerpos acerca de nosotros, es malo para nosotros y las mujeres que nos rodean. No ayuda a nadie.

Es por eso que necesitamos reclamar la visión de Dios para la apariencia. Tenemos que elegir la compasión sobre la comparación. ¿Eso significa que deberíamos subastar nuestros armarios y usar sacos de arpillera? Definitivamente no. El "look de saco de arpillera" no es un puente para el amor y la conexión con los demás. Pero sí significa que nuestro objetivo no es ser la chica más linda de la habitación. Significa que el propósito de nuestra apariencia no es ocultar nuestras imperfecciones. Significa ser honesto acerca de nuestra vanidad para que podamos reducirla en uno o dos pasos.

Cuando estamos dispuestos a exponer nuestras debilidades a veces y humillarnos en lugar de competir, eso es un regalo para nuestras hermanas. En una cultura como la nuestra obsesionada con la imagen, así es como se ve el amor. 

¿De qué manera puedes reclamar la visión de Dios para tu apariencia hoy? ¿Cómo puedes ayudar a otra mujer a hacer lo mismo?

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