No Tengas Miedo: Devociones del Ministerio Tiempo de GraciaMuestra

Tengo miedo de que mi familia se esté desmoronando Es muy estimulante tener niños; su energía, sus risas, sus chifladuras y su espíritu les dan alegría a los adultos de la casa que muchas veces están cansados y aburridos. Ellos nos necesitan; nosotros necesitamos que nos necesiten. Y con todo, la crianza es agotadora; es agotador mantener vivos a los indefensos recién nacidos, atenderlos en las enfermedades de la infancia y enseñarles cómo actuar con las otras personas. Siempre se pierde sueño y dinero ayudándoles a desarrollar las capacidades para la vida. Pero el peor aspecto de la paternidad es el miedo a lo que puedan llegar a ser cuando sean mayores. Los padres podemos soportar casi cualquier tensión cuando los hijos son jóvenes, pero cuando van creciendo y comienzan a rechazar nuestros valores, a rechazar a su familia; y, lo que es peor, a rechazar a su Salvador, nuestra aflicción no tiene límites. ¿Cuál es la historia de su familia? ¿Hay adultos jóvenes que se han desviado en la dirección equivocada? ¿Lo acecha el divorcio? ¿Han aparecido hijos de padres no casados? ¿Hay diferencias generacionales? ¿Han estado en la cárcel sus hijos o sus nietos? El rey David fue un gran guerrero, un gran poeta y hombre de estado; sin embargo, parece que fue un mal padre. Su hijo protagonizó una rebelión mediante la cual logró expulsar a su padre del trono real. La muerte de Absalón no le produjo ningún alivio a David. ¿Le suena familiar su amargo lamento? “¡Absalón, hijo mío! ¡Absalón, hijo mío! ¡Ojalá yo hubiera muerto en tu lugar! ¡Hijo mío, Absalón, hijo mío!” (2 Samuel 18:33).