Grief Bites: Un nuevo enfoque para crecer a través del dolorEjemplo

¿Te has preguntado alguna vez cómo quiere Dios que tratemos a alguien que nos ha hecho daño? Cuando alguien nos ha hecho daño, naturalmente querremos recurrir a la amargura y al resentimiento, posiblemente incluso a la venganza. Pero Dios tiene un camino mejor.

Cuando nos hieren a nosotros o a las personas que amamos, podemos sentir que tenemos derecho a estar amargados o a tomar represalias.

Ahí, es imperativo que recordemos las verdades de las Escrituras y obedezcamos la palabra de Dios.

El camino de Dios es simplemente este: nunca te vengues, bendice a los que te persiguen, ora la bendición de Dios sobre ellos, nunca los maldigas, vive en paz con todos, sé honorable en todo lo que digas o hagas, y vence el mal con el bien.

¡Vaya! ¡Esa es una orden muy difícil de seguir a veces! Cuanto más intensa sea la ofensa, más dificultoso puede ser.

Cuando tomamos el asunto en nuestras manos, o manipulamos una situación por motivos de venganza, estamos robando a Dios. Dios dice que la venganza es Suya.

Él sabe exactamente cuáles son Sus propósitos para cada situación que ha permitido.

Tendemos a estropear las cosas cuando nos amargamos y cuando nos negamos a confiar en Dios.

Si esto parece un trabajo enorme e inalcanzable, ayuda saber que nuestro ofensor no es completamente el verdadero problema. La Biblia dice que no batallamos contra los humanos: nuestra verdadera guerra es contra el enemigo, contra los gobernantes, autoridades y poderes de este mundo oscuro y contra las fuerzas espirituales del mal en los reinos celestiales.

Al enemigo le encanta crear caos en nuestras vidas porque nos mantiene lejos de nuestra Línea de Vida, Dios. Si el enemigo puede sabotear o comprometer nuestra relación con Dios, puede continuar creando aún más oportunidades de pérdida en nuestras vidas.

Hoy, permite que estos versículos te liberen completamente de tu amargura. Ya no necesitas planear cómo te vas a vengar de alguien. Entrégaselo a Dios y permite que Él trabaje poderosamente en la vida de tu ofensor. Tu trabajo es vivir en paz con los demás y ser honorable en todo lo que haces. Dej el otro trabajo a Dios.

Él es capaz de obrar poderosamente en tu vida y en el corazón de tu ofensor, pero primero debes confiar y obedecer Su plan. Dios no desea que tu vida esté llena de amargura. De hecho, Él quiere darte una vida rebosante de bendiciones, ¡una vida abundante al máximo!

En los días más difíciles, cuando pensamos que no podemos lograr u obedecer la forma en que Dios trata a los enemigos, medita en Filipenses 4:13: "¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece!".

¡Pídele hoy Su fuerza, Su gracia y Su ayuda!