Mi máximo por Su GrandezaMuestra

¿Has sentido el dolor infligido por el Señor?

¿Alguna vez has sentido el dolor, infligido por el Señor, en el centro mismo de tu ser, en el fondo de la zona más sensible de tu vida? El diablo nunca inflige dolor allí, y tampoco el pecado ni las emociones humanas.

Nada puede atravesar esa parte de nuestro ser, sino la Palabra de Dios. "Pedro se entristeció porque le dijo la tercera vez: '¿Me amas?'" Sin embargo, se despertó al hecho de que en el centro de su vida personal estaba dedicado a Jesús. Y luego comenzó a ver lo que significaba el interrogatorio paciente de Jesús. No quedaba la más mínima duda en la mente de Pedro; Él nunca podría ser engañado de nuevo. Y no había necesidad de una respuesta apasionada; no hay necesidad de acción inmediata o una exhibición emocional. Fue una revelación para él darse cuenta de cuánto había amado al Señor, y con asombro simplemente dijo: "Señor, tú lo sabes todo. . . . "Pedro comenzó a ver cuánto amaba a Jesús, y no había necesidad de decir:" Mira esto o aquello como prueba de mi amor ". Pedro estaba empezando a descubrir dentro de sí mismo cuánto realmente amaba al Señor. Descubrió que sus ojos estaban tan fijos en Jesucristo que no vió a nadie más sobre el cielo ni debajo de la tierra. Pero no lo supo hasta el sondeo, las dolorosas preguntas del Señor. Las preguntas del Señor siempre revelan el verdadero yo a mí mismo.

¡Oh, la maravilla de la paciente franqueza y habilidad de Jesucristo con Pedro! Nuestro Señor nunca hace preguntas hasta el momento perfecto. Rara vez, pero probablemente una vez en cada una de nuestras vidas, Él nos respaldará en un rincón donde Él nos lastimará con Sus penetrantes preguntas. Entonces nos daremos cuenta de que lo amamos mucho más profundamente de lo que nuestras palabras pueden decir.

Oh Señor, Tú me has agrandado cuando estaba angustiado. ¡Oh, que los pensamientos de mi corazón fueron cada vez más un manantial de tesoro de gracia sin cesar!