Nuestro pan diario: Cómo encontrar consuelo en tiempos de pérdida Muestra
Nuestro compañero de oración
Mi hijo Brian estuvo luchando por horas para reparar las cañerías en su baño. No importa qué intentaba, nada parecía funcionar. Su hijo de 4 años J.D. había observado a su papá queriendo ayudar pero no sabía qué hacer. Brian estaba por intentarlo una vez más, pero antes, miró a J.D. y dijo: “Ora, por favor.”
El niño no sabía qué decir y comenzó con sus pedidos usuales en la oración de la noche: “Querido Dios, bendice a papi, bendice a mami, bendice a Sarah, bendice a Julia. Amén.” Brian intentó solucionar el problema una vez más y esta vez tuvo éxito.
A menudo sentimos como J.D., no sabemos que palabras decir. Pero aún así venimos ante Dios con nuestras necesidades porque nuestra confianza no está en nosotros ni en nuestra intercesión, sino en el Espíritu Santo. Él oye y conoce nuestros corazones y también oye y conoce el corazón de Dios, el Padre. George MacDonald escribió: “Padre, . . . mira en la profundidad de mi corazón y ahí, más allá de lo que sé, lee mi oración.”
El espíritu de Dios toma nuestras oraciones inadecuadas, sopla sobre ellas la voluntad de Dios y las transforma en pedidos con significado (ROMANOS 8:26). A pesar de que a veces no recibimos lo que pensábamos que queríamos, recibiremos lo mejor de Dios, ya que nuestro compañero de oración conoce nuestras necesidades más profundas. David Roper
Dios oye más que palabras, Él oye nuestro corazón.
Mi hijo Brian estuvo luchando por horas para reparar las cañerías en su baño. No importa qué intentaba, nada parecía funcionar. Su hijo de 4 años J.D. había observado a su papá queriendo ayudar pero no sabía qué hacer. Brian estaba por intentarlo una vez más, pero antes, miró a J.D. y dijo: “Ora, por favor.”
El niño no sabía qué decir y comenzó con sus pedidos usuales en la oración de la noche: “Querido Dios, bendice a papi, bendice a mami, bendice a Sarah, bendice a Julia. Amén.” Brian intentó solucionar el problema una vez más y esta vez tuvo éxito.
A menudo sentimos como J.D., no sabemos que palabras decir. Pero aún así venimos ante Dios con nuestras necesidades porque nuestra confianza no está en nosotros ni en nuestra intercesión, sino en el Espíritu Santo. Él oye y conoce nuestros corazones y también oye y conoce el corazón de Dios, el Padre. George MacDonald escribió: “Padre, . . . mira en la profundidad de mi corazón y ahí, más allá de lo que sé, lee mi oración.”
El espíritu de Dios toma nuestras oraciones inadecuadas, sopla sobre ellas la voluntad de Dios y las transforma en pedidos con significado (ROMANOS 8:26). A pesar de que a veces no recibimos lo que pensábamos que queríamos, recibiremos lo mejor de Dios, ya que nuestro compañero de oración conoce nuestras necesidades más profundas. David Roper
Dios oye más que palabras, Él oye nuestro corazón.
Escrituras
Acerca de este Plan
Es nuestra esperanza y oración que los siguientes devocionales lleguen a tu corazón y eleven tu espíritu mientras te ayudan a apoyarte en el Señor, nuestro Pastor y Guía a través del valle del dolor.
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We would like to thank Our Daily Bread for providing this plan. For more information, please visit: www.odb.org/app