El amorMuestra

Día 4: Amor que da buenos frutos

El amor que produce frutos no es un simple sentimiento humano; es mucho más que afecto o emoción pasajera. Este amor no surge del esfuerzo propio, sino que es el resultado de permanecer en Cristo. Es un amor generoso, inmerecido y transformador. En su ternura y fortaleza, guía el corazón del creyente y despierta el anhelo de una vida mejor. Es un amor que une, incluso a aquellos que antes eran enemigos.

Gálatas 5:22-23 nos recuerda que el fruto del Espíritu se manifiesta en amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y dominio propio. Pero el amor es el fundamento de todos estos frutos, el vínculo perfecto que les da cohesión y autenticidad. Sin amor, los dones espirituales carecen de poder y no producen la bendición que Dios desea. Solo el amor puede dar sentido a todo lo que hacemos y ser la señal visible de nuestra fe en esta sociedad que clama por una expresión genuina del amor de Dios.

El amor de Dios no es solo un concepto teológico, sino una verdad que transforma vidas. Saber que Su amor nos es transmitido a través de Jesús cambia la manera en que vivimos y nos relacionamos con los demás. No basta con reconocer que Dios nos ama incondicionalmente; Su amor debe producir un efecto en nosotros, moldeando nuestro carácter y reflejándose en nuestra manera de amar a los demás.

Cuando llevamos el amor de Dios en nuestro día a día, aprendemos a ver el mundo con Sus ojos: ojos llenos de compasión por los perdidos, paciencia con los caídos y disposición para ayudar a levantar a quienes lo necesitan.

¡No te rindas! Permanece en Su amor, deja que el Espíritu Santo produzca Su fruto en ti, y sé un canal de bendición para un mundo que necesita ver el amor de Dios en acción.

ORACIÓN

¡Padre, gracias por mi vida; gracias por tu amor! Entiendo que, si tengo tu amor en mi vida, debería dar evidencia de éste en esta sociedad en la que me permites vivir. Guía mi mente y corazón para poder cumplir tu propósito en mi vida y ser un agente de cambio en el mundo, amando y compartiendo tu amor con denuedo y eficacia. ¡Amén!