Ora por los musulmanes durante el RamadánEjemplo

Ora según te guíe el Señor al leer el versículo de hoy.

«Ustedes han oído que se dijo: “Ojo por ojo y diente por diente”. Pero yo digo: No resistan al que les haga mal. Si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, vuélvele también la otra. Si alguien te pone pleito para quitarte la capa, déjale también la camisa. Si alguien te obliga a llevarle la carga una milla, llévasela dos. Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no le vuelvas la espalda» (Mateo 5:38-42).

Ora por sabiduría

Es sorprendente que, cuando los cristianos de un entorno musulmán comparten su testimonio, a menudo se cita el pasaje de Mateo 5:38-42. La enseñanza de Jesús de «volver la otra mejilla» es sorprendente para los musulmanes, ya que presenta una perspectiva del perdón y la humildad que no es familiar para su contexto cultural. Ora para que los musulmanes que han encontrado este pasaje del Sermón del Monte reflexionen profundamente en estas palabras y hallen el valor para buscar una comprensión más profunda de Aquel que las dijo. Ora para que más personas en este lugar tengan la oportunidad de oír esta enseñanza y que sepan que viene del Injil (Nuevo Testamento).

Por los creyentes

«No es tan grande, podrías haberlo derrotado», dijo una mujer mayor. Un hermano había sido golpeado y apuñalado la noche anterior por alguien que acababa de unirse a un grupo fundamentalista radical. Ella era una vecina que había venido personalmente a disculparse por la injusticia. «Es verdad», dijo el hermano, «pero entonces habría estado actuando de la misma manera que él. Solo sería otra pelea». Parece irracional en la carne negarse a devolver mal por mal, pero solo el amor y el perdón detienen el avance de la violencia y el odio. Ora para que los creyentes entre estas personas tengan el valor de amar radicalmente a aquellos que los lastiman.

Por los perdidos

A veces, la misericordia parece injusticia. Si el que pide prestado o mendiga parece holgazán y «necesita aprender una lección», ¿la gente debería darle lo que pide? Si el poderoso le quita una capa al débil por la fuerza, ¿por qué el débil debería buscarlo y darle también su camisa? En el reino de Dios, los pobres en espíritu saben que el Rey mismo se ocupa de ellos. Aquellos que lloran y tienen hambre de justicia, aquellos con corazón puro, los pacificadores y los que son perseguidos saben que han recibido misericordia inmerecida. También saben que cuando parece que el mal está ganando, es solo un espejismo. El Rey es justo y misericordioso. Él mismo viste y alimenta a sus hijos. Él mismo sufrió persecución y por sus heridas somos sanados. Que la gente de esta tierra llegue a confiar en el Rey y renuncie al miedo basado en la mentira de que depende sólo de sí misma para cuidarse.

Por la iglesia

Las palabras de Pablo a la iglesia de Roma solo pueden ser realizadas por el poder del Espíritu de Dios en su Iglesia (Romanos 12:17-19). Oramos para que la iglesia en esta región:

• No le pague a nadie mal por mal.
• Considere hacer lo que es honorable a la vista de todo.
• En cuanto dependa de ella, viva en paz con todos.
• Nunca busque venganza, sino que la deje a la ira de Dios.

Por áreas de influencia

Lugares de comunidad

Ora para que el perdón y la reconciliación transformen las relaciones entre vecinos en esta tierra a medida que el evangelio de Jesús impacta a más gente.
Ora para que los cristianos que son perseguidos por sus vecinos tengan la fortaleza y la gracia de Jesús para volver la otra mejilla, entregar su capa y caminar dos millas en lugar de una.
Ora para que la confianza en las palabras de Jesús sea más profunda que el miedo de que los seguidores de Cristo se aprovechen en los barrios y centros comunitarios entre estas personas.

Declaración de la Escritura

Jesús, tú cumpliste a la perfección las profecías de Isaías:
«Ofrecí mi espalda a los que me golpeaban,
mis mejillas a los que me arrancaban la barba;
ante las burlas y los escupitajos
no escondí mi rostro.
Por cuanto el Señor y Dios me ayuda,
no seré humillado.
Por eso endurecí mi rostro como el pedernal
y sé que no seré avergonzado» (Isaías 50:6-7).

Que aquellos que te han hecho su Señor y Salvador en esta tierra hallen consuelo al saber que tú fuiste antes que ellos al volver tu otra mejilla. Recuérdales que estás con ellos, cuando enfrenten escarnio literal o metafórico, que les ofreces fortaleza y paz en cada prueba.

Que el poder de tu Espíritu atraiga mujeres y hombres de todos lados para invitarte a ser su esperanza y su honor. Que resulte en discípulos que hacen discípulos que hacen discípulos en nuestra generación. Amén.