Un Corazón Sin LímitesEjemplo

El rechazo del padre: El caso de Andrés

Andrés creció en un hogar donde su padre nunca le expresó afecto ni palabras de aprobación. Aunque Andrés buscaba desesperadamente la validación de su padre, lo único que recibió fueron críticas o indiferencia.

Este rechazo lo llevó a volverse extremadamente competitivo a medida que crecía, pero no solo competía por querer ser el mejor en todo. En su carácter cada vez se observaba una ira creciente y, con el tiempo, sus conocidos comenzaron a llamarlo “Andrés el iracundo”.

En el trabajo, cualquier comentario que percibía como una crítica lo hacía reaccionar de manera desproporcionada, a menudo enfrentándose a sus compañeros de forma agresiva. En el fondo, Andrés no lidiaba con ellos, sino con la herida no sanada de un padre que nunca le dijo: "Estoy contento contigo y con tus pequeños logros diarios".

No cabe duda de que el rechazo recibido en los primeros años de vida deja una huella marcada en nosotros y en nuestro comportamiento. No podemos culpar a nuestros padres porque, dentro de todo, hacen lo mejor que pueden. Pero tampoco podemos negar la herida causada en nuestra identidad. Ante esta situación Dios nos ofrece la medicina que necesitamos.

"Aunque mi padre y mi madre me dejaran, con todo, Jehová me recogerá."

Dios promete ser un padre amoroso que nunca abandonará.

Este versículo nos asegura que, aunque el abandono o el rechazo puedan ser una realidad dolorosa en nuestras vidas, Dios está presente y llena el vacío que otros no pueden.

Si has experimentado rechazo o abandono, permítele a Dios sanar tu corazón. Dedica tiempo en oración para abrirte a su amor. Busca también oportunidades para extender ese mismo amor a otros que puedan sentirse abandonados, mostrando la fidelidad y el cuidado de Dios a través de tus acciones.

Oremos juntos: Señor, gracias porque en tu amor encuentro refugio y pertenencia, incluso cuando las personas más cercanas puedan fallar. Tú eres el Padre que nunca me deja, que siempre está dispuesto a levantarme y a sostenerme. Ayúdame a descansar en tu fidelidad sabiendo que siempre estarás conmigo, Amén.

En 'Un Milagro Cada Día' nos llena de alegría que hayas iniciado este plan de lectura, estamos convencidos que los planes de Dios serán claramente visibles en tu corazón. Puedes seguir descubriendo los pensamientos de Dios para tu vida siguiendo este enlace.