¡Adquiriendo Sabiduría! – en Las Manos De DiosEjemplo

Un matrimonio de acuerdo con la voluntad de Dios

Casi todos los pecados giran en torno a satisfacer una necesidad momentánea, hipotecando nuestro bienestar en el futuro. Y la inmoralidad sexual no es la excepción a esto. Proverbios cinco, se divide en dos partes, la primera es la advertencia y consecuencias del adulterio. Y la otra parte es la fidelidad en el matrimonio.

Si le preguntamos a diez matrimonios cuantos quisieran atravesar una infidelidad, nadie respondería que sí. El problema aquí no radica en reconocer el adulterio como malo, sino en evitar encaminarnos hacía él. Y esto solo se puede lograr con las decisiones que tomamos en nuestro diario vivir.

No importa que tan llamativa se vea una tentación, siempre va a terminar en muerte. No solo lo leemos aquí en Proverbios, también está escrito en el libro de Romanos. No nos confundamos, el no ver una consecuencia inmediata al pecado que estamos realizando, no quiere decir que no haya muerto algo dentro de nosotros. La palabra no miente, el pecado acarrea consigo solo malos resultados.

¿Cuál es el consejo del Señor respecto a este tema? No acercarnos a aquello que nos está tentando. No abramos la puerta al pecado, seamos radicales con los límites que establecemos y las decisiones que tomamos, desde las más pequeñas hasta las más grandes. Tenemos que ser intencionales en esta batalla en contra de la tentación del adulterio.

Escuchemos el consejo de las personas que nos rodean, muchas veces la perspectiva de ellos puede evitarnos un gran mal en nuestro matrimonio. No está mal que busquemos ayuda. El adulterio nace de un deseo, es en ese momento en donde debemos atacarlo y no cuando ya es demasiado tarde.

Disfrutemos a nuestra cónyuge, esforcémonos en arreglar los problemas si existiera alguno, no dejemos que se abra una fisura que nos aleje de la persona que amamos. Seamos intencionales en apartar tiempo y recursos para disfrutar de nuestro matrimonio.

Por último, este capítulo nos habla de una característica de Dios que jamás debemos olvidar: Su omnipresencia. Si reconocemos que el Señor está en todos lados y nos acompaña en todo momento, va a ser más fácil ganar esta batalla contra la tentación. ¡Dios quiere que vivamos en pureza y santidad!