Vivir de VerdadMuestra

Propósito

Muchas veces podemos andar por la vida solo sobreviviendo, porque no tenemos un objetivo claro. Sin embargo, cuando le creemos a Dios, comenzamos a vivir por nuestro propósito máximo, glorificarle en todo, motivados por el amor. “Trae a todo el que sea llamado por mi nombre, al que yo he creado para mi gloria, al que yo hice y formé" (Isaías 43:7). El Señor nos creó a todos, independientemente de quienes seamos para glorificarle. Como hablábamos ayer, esto no vine de nuestros esfuerzos, sino que se logra permaneciendo pegados a la vid, en una relación sincera.

Glorificar a Dios en todo, motivados por el amor, es el propósito máximo de cada creyente. “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente” —respondió Jesús—El segundo se parece a este: “Ama a tu prójimo como a ti mismo" (Mateo 22:37, 39). Dios nos acompaña en este proceso, pero al igual que el Salmista, podemos pedirle Su guía y compañía: “Guíame, pues eres mi roca y mi fortaleza, dirígeme por amor a tu nombre" (Salmo 31:3).

Dios no nos creó para andar solamente sobreviviendo, funcionando como maquinas, Él nos creó para vivir verdaderamente. Pero como vimos en este plan, debemos no solo creer en Él, sino creerle a Él. Es momento que creamos de verdad, comencemos a vivir, que el Espíritu produzca fruto en nosotros y usemos ese fruto para glorificar a Dios, motivados por el amor.

Te invito a escribir una conclusión general de la lectura del plan y meditar en ella a través del día, para de esta manera escuchar lo que Dios nos quiere decir.