Vivir de VerdadMuestra

Creer

Nuestras creencias afectan la forma en la que actuamos, y aunque afirmamos creer que Dios existe, nuestras acciones demuestran que no creemos verdaderamente lo que Él nos dice en su Palabra. Por ejemplo, durante una situación difícil, decimos creer en Dios, pero tratamos de controlarlo todo y nos aferramos al miedo, nuestro actuar demuestra que no creemos verdaderamente que Él nos acompaña, nos guía y nos cuida. O también puede ser que sigamos recurriendo a un pecado, porque no creemos que Dios sea verdaderamente mejor que dejar eso a un lado. En Santiago 2: 19 dice, “¿Tú crees que hay un solo Dios? ¡Magnífico! También los demonios lo creen, y tiemblan". No podemos vivir solo creyendo en Dios, tenemos que creerle a Dios.

A veces puede ser difícil creerle a Dios porque lo que vemos es contrario a lo que se supone debería ser, pero justamente de eso se trata la fe, de confiar, aunque aún no podamos ver, vivimos por fe, no por vista. Cuando realmente creemos en Dios y en su carácter de amor y que Él es mejor que cualquier otra cosa, nos podemos mantener firmes en nuestra fe, sin dejarnos llevar por los miedos, preocupaciones o tentaciones.

Hebreos 11:8 nos cuenta: “'Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba". Cuando realmente le creemos a Dios, actuamos en obediencia y no nos quedamos aferrados al miedo. La verdadera fe, no es solo es creer que Dios existe, es creer en que Él es quien dice ser y que no hay nada que nos pueda llenar más que Él. Mi oración hoy es, que nuestra fe sea verdadera y se vea reflejada en nuestro actuar y decidir.

Te invito a escribir una conclusión general de la lectura de hoy y meditar en ella a través del día, para de esta manera escuchar lo que Dios nos quiere decir.