"...Pero Dios Lo Encaminó a Bien": Pensamientos Acerca De La Soberanía De Dios.Muestra

Día 5: El perdón y el propósito redentor de Dios

Lectura bíblica sugerida: Génesis 42:1-9, Génesis 50:15-21

Pasamos al capitulo 42, y hay un corte. Se viene hablando de José en el capitulo 41 ocupando el centro del relato, y en el capítulo 42 se quiebra esa línea narrativa y el narrador nos vuelve a llevar a Palestina, a la casa de Jacob y sus hijos. La línea temática pasa de ser la vida laboral de José, y retoma un tema una situación interna que fue el principio de la historia: La relación de José con sus hermanos.

Hay un principio sobrecargado de emociones: José reconoce a sus hermanos, disimula ante ellos, y los acusa de espionaje. Lo que pretendía con volver tenso este primer encuentro, era forzarlos a que traigan a Benjamín. Una petición muy extraña.

Ocurren varios sucesos internos en los capítulos 43, y 44, entre José y los hermanos, claramente los estaba probando y a la vez parecían cuestiones aleccionadoras hacia ellos.

Pasamos al capítulo 45: Hay una escena de reconocimiento, un mensaje de Faraón a los hermanos, y finalmente el regreso y la noticia a Jacob.

El texto muestra que José se da a conocer, pero lo cuenta 2 veces: en el versículo 3 dice SOY JOSÉ, ¿VIVE MI PADRE?, y luego en el versículo 4 dice; Él les dijo: Yo soy José, su hermano. Nuevamente, doble hilo narrativo.

José mandó a que salgan del lugar todos los extraños, no para evitar el espectáculo de su profunda emoción, ni porque quisiera ahorrarles a sus hermanos que tengan vergüenza ante los egipcios, sino porque acá se iba a ventilar un asunto que sólo era entre él y a sus hermanos, y había que hablarlo a solas.

José intenta aliviar la conciencia culpable de sus hermanos resaltando el papel de Dios al enviarlo a Egipto con el fin de preservar vidas y hace un discurso largo. Luego les hace unos regalos, y trata a Benjamín de manera generosa, y los manda de regreso con Jacob.

Seguido de eso, viene el traslado, la mudanza de Jacob y su familia a Egipto. Podemos leer de la estrategia de José para que puedan ser bien recibidos en Egipto.

Y llegamos finalmente, al capítulo 50, de donde tomo el titulo este plan biblico.

La muerte del padre les hace nacer una inquietud a los hermanos de José. Porque quizás José no había olvidado lo ocurrido, y estaba esperando a que llegase el momento de la muerte de su padre para vengarse. Asi que el relato, vuelve hacia atrás; vuelve a un asunto que todavía estaba pendiente entre José y sus hermanos: el relato vuelve a la culpa que pesaba sobre estos 11.

La narración muestra con esto que la conciencia de los hermanos no había conocido la paz a pesar de que habían pasado tantos años. Nos damos cuenta por estas dos escenas. En la primera escena, los hermanos no se atreven a acercarse a la presencia de José, y le mandan un mensaje, al cual José responde con lágrimas, pero no aclara si esta todo bien o todo mal, solamente les da la confianza para ir a hablarlo personalmente.

Imagínense a José suspirando una vez que llegan al palacio, están recordando algunas cosas graciosas de Jacob: Te acuerdas la historia de papá, cuando le robo la primogenitura al tío JAJAJA, - Y de repente un silencio sepulcral el cual se rompe con la voz de José diciéndoles: Oigan, se acuerdan lo que paso hace varios años atrás…nunca hablamos de eso..

El texto dice que ellos se postraron delante de José: Estos 11 están mirando el piso, fijamente. José parado frente a ellos, uno de los hombres mas importantes en la tierra. Los minutos de espera ante la decisión de José de si iba a tomar venganza o no, habrán sido eternos.

Cuando el silencio se rompió, no fue con una voz enojada y amenazante ni siquiera con una serie de castigos severos. En cambio, lo que escucharon fue el inesperado sonido del llanto. Luchando por mantener la compostura, José se recompone lo suficiente como para poder liberar la compasión que había en su corazón. El relato de Génesis registra sus palabras:

Pero José les respondió:

—No temáis, pues ¿acaso estoy yo en lugar de Dios? Vosotros pensasteis hacerme mal, pero Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener con vida a mucha gente. Ahora, pues, no tengáis miedo; yo os sustentaré a vosotros y a vuestros hijos.

Así los consoló, pues les habló al corazón.

(Génesis 50:19-21)

A diferencia de los que guardan un odio hirviente y guardan deseo de venganza, José trató a sus hermanos con un perdón que ellos no se merecían.

Pero, ¿cómo tenía en su corazón tanta bondad y tanto amor, alguien tan maltratado por la maldad de sus propios hermanos?

La respuesta está en la teología de José –Él tenía una clara comprensión de la providencia de Dios. En ese momento, con todo lo que había vivido en su vida y teniendo a sus hermanos delante de él, José expreso la perspectiva que resume la historia de su vida: Dios está al control de mi vida y puedo confiar en Él aun si lo que estoy viviendo, parece el peor escenario.

José. Traicionado por sus hermanos, llevado a Egipto como esclavo, acusado falsamente por una mujer, y olvidado en la cárcel cuando mas lo necesitaba.

Pensemos en nuestras vidas –tanto en tiempos buenos como en los malos – pensemos en todas las cosas que hemos vivido y nos trajeron hasta hoy, a este día – Dios uso las circunstancias que hemos vivido y estamos viviendo, para lograr Sus propósitos en nuestras vidas.

El plan de Dios para José fue exactamente como el Señor mismo pretendía. La vida de José es un recordatorio importante para cada uno de nosotros: No hay accidentes.

Como el Autor de la historia, el Señor organiza todos los eventos para llevar a cabo Su voluntad. En el triunfo y en la tragedia, Él dirige nuestros pasos para llevarnos adonde y cuando Él quiere para Sus propósitos soberanos. Quizás no nos suceden cosas tan graves y terribles como las que leímos en la vida de José, pero podemos descansar en el conocimiento de que incluso la situación más insignificante es una cita divina en las manos del Señor.

Esa verdad se muestra de manera espectacular en la historia de José. En un día, su vida había cambiado para siempre.

Una mañana, se despertó en su celda de la prisión. Pero esa tarde, se fue a dormir en el palacio. Trece años antes, llegó a Egipto como un humilde esclavo, pero, a la edad de treinta años, se había convertido en el segundo más poderoso gobernante de la tierra. Nada de esto fue una coincidencia: el Señor estaba en control en todo momento, y su plan soberano aún no se revelaba plenamente. Él comprendió que Dios lo estaba usando para preservar a su familia y para llevarlos a Egipto.

Aunque las circunstancias de José y su lugar en la historia de la redención eran exclusivas de él, su perspectiva es la que todos los creyentes tenemos que imitar. El Dios que supervisó los eventos de Génesis capítulo 37 al capítulo 50, ese mismo Dios todavía se sienta en el trono del universo.

Él es soberano sobre las circunstancias de la vida de José, y Él es soberano sobre nuestras circunstancias también. No siempre podemos entender lo que está sucediendo a nuestro alrededor, pero al igual que José, podemos descansar con confianza en el hecho de que el Señor no está sólo en control, sino que esta usando ese control para continuar Sus planes en nuestras vidas.

A lo largo de las Escrituras, el tema de la soberanía de Dios es presentado en varias ocasiones como un consuelo para los creyentes. No tenemos que estar ansiosos por nada porque nuestro Padre celestial reina, sobre todo. Él es todopoderoso, él es omnisciente y omnipresente, y Él ha prometido hacer todas las cosas para su gloria y para nuestro bien.

El ejemplo de José nos recuerda que “Nuestro Dios está en los cielos; El hace lo que le place.” (Salmo 115:3). Eso significa que podemos confiar en Él y en su totalidad descansar en la realidad de que Él está en su trono. Si abrazamos esa verdad bíblica, no vamos a eliminar nuestras pruebas, pero nos va a permitir encontrar el gozo y la paz en medio de las pruebas (Santiago 1:2-4). Así que, aun cuando otros nos hacen daño o la vida parece difícil e injusta, podemos declarar como José: “Vosotros pensasteis hacerme mal, pero Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener con vida a mucha gente.

Esta es una verdad poderosa, sea lo que sea que sucede en tu vida, sea lo que sea que la gente quiere hacer, Dios lo ordena para sus propios hijos, para bien.

Un paralelismo para cerrar el mensaje, entre la vida de José y Jesús. José fue amado por su padre, José fue un pastor de las ovejas de su padre, José fue odiado por sus hermanos, despojado de su ropa, vendido por el precio de un esclavo, llevado a Egipto para tentarlo, acusado falsamente, atado en cadenas, encadenado, condenado con criminales. Sin embargo, después de que él sufrió él fue exaltado.

Él tenía treinta años de edad cuando él comenzó su servicio público. Él lloró por sus hermanos, perdonó aquellos que le habían hecho mal y los salvó de la muerte. Además, lo que los hombres hicieron para lastimarlo, Dios lo revirtió para bien. Todas esas cosas en una analogía maravillosa, también fueron parte de la vida de Jesús.

Quizás no siempre entendamos lo que nos está pasando, pero el Señor siempre está en control.

ORACION FINAL:

Padre gracias por la oportunidad en estos días de ver la vida de José, un relato increíble. Es tan importante que nosotros no solo conozcamos tus propósitos, sino tu control y soberanía sobre las vidas, sobre nuestros destinos, y como toda nuestra historia es ordenada para cumplir los fines que vos ordenaste.

Gracias por la oportunidad de conocer mejor tu palabra, a través de la palabra te conocemos mejor a vos, y podemos confiar mas. Gracias, en el nombre de Jesús. Amén.