Milagros Para TodosMuestra
Milagros para sacudir al mundo
Los creyentes estaban unidos. Oraron y el lugar donde estaban reunidos se estremeció. Estaban llenos del Espíritu Santo, que les daba poder para hablar con confianza y con gracia.
Eran predicadores con poder; eran testigos con evidencia. Como resultado, multitudes de miles de personas, hombres y mujeres, creyeron en el Señor (Hechos 2:41, 4:4, 5:12-14). Los creyentes de la Iglesia primitiva hablaban de lo que habían visto y oído. Habían visto a Jesús sanar a los enfermos, expulsar a los demonios, dar la vista a los ciegos, levantar a los paralíticos y bendecir a los pobres. Lo habían oído decir que harían las cosas que Él hizo (Juan 14:12). Recibieron su mandato de predicar el Evangelio, sanar a los enfermos y expulsar a los demonios. (Marcos 16:15-18). Habían visto su ejemplo y habían oído sus órdenes de imitarlo (Juan 20:21).
Como mensajeros del Evangelio hoy, podemos dar ese mismo testimonio a la gente de este siglo XXI. Jesús nos envió a llevar este Evangelio a todas las naciones. Solo los hombres y mujeres llenos de fe y del poder del Espíritu Santo pueden hacerlo. Nada puede sustituir a este evangelio con pruebas. No hay alternativa para la demostración del Espíritu Santo y del poder. Una manifestación del poder milagroso de Dios vale más que mil sermones. Un milagro vale más que mil sermones.
Un despertar espiritual barrió Jerusalén cuando Pedro y Juan levantaron al notable cojo y lo sanaron milagrosamente (Hechos 3:1-10). Un despertar espiritual similar se produjo en Puerto Rico durante la primera reunión evangelística milagrosa masiva que celebramos allí en 1950. Juan Santos era un cojo muy conocido que había recibido un disparo en la columna vertebral. Durante dieciséis años había caminado con las manos, balanceando su cuerpo paralizado entre los brazos. En el transcurso de las reuniones, Jesús lo levantó y quedó perfectamente restaurado. Cuando la ciudad se enteró de la noticia, miles de personas creyeron en el Evangelio.
Durante otra de nuestras cruzadas, un mendigo ciego, demente y paralítico, conocido por casi todos en la ciudad, fue sanado al instante. La gente de aquella zona prestó atención a lo que predicábamos. Aquel mendigo era la prueba de que nuestra enseñanza era bíblica. Su caso era la prueba de que el Evangelio que proclamábamos era verdadero.
Se predicó el Evangelio del Reino y Dios lo confirmó. Sacudió al mundo con señales y prodigios.
Testigos con pruebas. El Evangelio con poder. Despertares espirituales y milagros. Señor, quiero formar parte de tu sacudimiento del mundo con señales y prodigios. Dame valor para hacer lo que me llamas a hacer.
Acerca de este Plan
Este plan devocional está basado en el libro Milagros del Dr. T. L. Osborn: Pruebas del amor de Dios. Los milagros son normales para Dios, pues Él creó todas las cosas con su gran poder y su brazo extendido. Al leer este devocional, tú también podrás experimentar el milagro de la presencia de Cristo. Él está vivo. Él te ama. Anhela revelarse a ti.
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Nos gustaría agradecer a Osborn Ministries International por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://osborn.org/