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En Los Lugares CelestialesMuestra

En Los Lugares Celestiales

DÍA 2 DE 3

No sé tú, pero me atrevería a pensar que, hoy día, hay gente honesta en muchos lugares del mundo que aún cree en Jesús como su Salvador personal. Sin embargo, tristemente, no han pasado de una fe centrada en el perdón de pecados y la esperanza de la gloria futura... algún día en el cielo.

Verás, mucha gente que ha sido perdonada, limpiada y redimida aún se siente incompleta y vive con vacíos profundos. Ellos nunca llegan a experimentar un sentido de estar completos y llenos en Cristo. Ocasionalmente, los acompaña un sentimiento de: “Algo me falta. No lo estoy entendiendo”.

La pregunta es: ¿Será posible saber todas estas cosas —el sacrificio de Jesús a favor nuestro por causa de nuestros pecados, la redención y la justificación solo por fe— y nunca entrar en la plenitud de las bendiciones de la vida de resurrección de Cristo? Creo que sí.

Hay personas que, en su peregrinaje de fe, se quedaron solo en el Antiguo Pacto o Antiguo Testamento. Su sistema de fe giró siempre en torno a la ley y los profetas. Algunos avanzaron más y permitieron que los evangelios impactaran considerablemente su vida; se encontraron con el Mesías, el autor y consumador de la fe, fueron a la cruz, lloraron su muerte y quedaron ahí. Otros, sin embargo, celebraron su resurrección y ascensión al cielo, y esperan con ansias su segunda venida.

Sin embargo, hay quienes hemos abrazado la gracia. Hemos bebido del vino nuevo en los odres nuevos de la plenitud de la vida de Cristo en el corazón del creyente nacido de nuevo. Este creyente entiende que hay una vida de resurrección que fluye a partir de la gloria de Cristo, latiendo desde nuestro interior (Colosenses 1:27).

En Juan 14, Jesús nos dice que es tiempo de conocer nuestra posición celestial en él. Les explica a los discípulos: “…porque yo vivo, vosotros también viviréis. En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros” (Juan 14:19-20). Nosotros estamos viviendo ahora en “ese día” del cual Jesús habla.

En resumen, debemos entender que nuestra posición actual es estar físicamente presentes en esta tierra, pero espiritualmente y de forma celestial en Cristo. Esto, de alguna forma, debe impactar nuestra realidad, sobre todo nuestro corazón y nuestras emociones (Efesios 2:6).

A lo mejor pienses: “Juan, por mi desierto, crisis y pruebas, yo no me siento como que estoy en un lugar celestial. Siempre siento como si estuviera en un desierto, sufriendo aflicción y cosas terribles. Si eso es estar en un lugar celestial con Cristo, entonces no entiendo”.

Ahora, lo que debemos entender es que los tiempos de prueba son comunes a todos los creyentes. La frase “en Cristo, en lugares celestiales” (Efesios 1:3) no es algo que puedas alcanzar por tus propios medios. Es algo que solo Dios, en Cristo, te da. Nadie, por iniciativa propia, podrá estar en ese lugar de gloria. Si estás en Cristo, entonces, a los ojos del Padre, tú estás sentado cerca de Él, a su mano derecha.

El hecho es que, en el momento en que pones tu confianza en Jesús, Dios te reconoce en su Hijo, sentándote con él en los cielos. Esto debe marcar una diferencia en este plano terrenal en algún momento también. No es meramente un concepto teológico, sino una verdad, una posición basada en hechos.

Así que ahora, mientras rindes tu voluntad al Señor, puedes creer en todas las bendiciones espirituales que son parte de tu posición y herencia en Cristo.

Recuerda esta promesa de labios de Jesús:
“…Y el que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me manifestaré a él” (Juan 14:21).
“…Para que todos sean uno; como tú, Padre, en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros... Yo les he dado la gloria que me diste, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectos en unidad” (Juan 17:21-23).

¡Medita en esto!

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Acerca de este Plan

En Los Lugares Celestiales

Pablo dice: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo” (Efesios 1:3). Pablo nos está diciendo, en esencia: “Todos los que siguen a Jesús están bendecidos con bendiciones espirituales en lugares celestiales, donde Cristo está”. ¡Qué increíble promesa para tiempos tan apremiantes como los que estamos enfrentando!

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Nos gustaría agradecer a Conociendo a Dios por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://topcristianos.com/