Salmo 139: La Omnisciencia, Omnipresencia Y Omnipotencia De DiosMuestra
El Dios omnisciente me conoce
David comienza su oración reconociendo que Dios lo sabe todo (es omnisciente) sobre todas las cosas y sobre todas las personas. Tiene un conocimiento pasado, presente y aun futuro de cada persona. Su conocimiento sobre tu vida, la mía y la de cualquier persona es mucho más amplio que el que podamos jamás tener, aprender y entender de nosotros mismos.
David aplicó ese descubrimiento sobre la omnisciencia de Dios, no como un conocimiento general ni como una explicación teológica, sino aplicado a su propia vida, reconociendo que Dios lo examinaba y lo conocía de un modo muy personal y profundo. En palabras de David:
- No es sólo que Dios lo conoce todo (pasado, presente y futuro), sino que Él me conoce a mí, en forma completa, profunda y personal (Salmo 139:1-6).
- No es solo que Dios está en todas partes, sino que Él está en todas partes conmigo (Salmo 139:7-12).
- No es solo que Dios creó todo, sino que Él me creó a mí, desde el vientre de mi madre, según su propio diseño para mí (Salmo 139:13-16).
La expresión tú me has examinado y conocido – mi sentarme y levantarme, mis pensamientos, mi andar y me reposo, mis caminos…aun la palabra que no he dicho conoces (Salmo 139:1-4) - muestra el conocimiento completo que tiene Dios acerca de nosotros.Y también subraya la forma intima como Dios nos conoce. Dios no sólo capta y ve todo lo relacionado con nuestra vida (eventos, acontecimientos), sino que nos conoce por dentro: nuestros motivos, estados de ánimo, intenciones, deseos y necesidades; Dios nos conoce personalmente, no somos sólo un dato.
Este conocer de Dios del hombre no es un mero acto pasivo, como alguien que observa cual espectador, sino de alguien que es activo en nuestra vida, que nos creó, nos examina - escudriña constantemente, nos cuida y bendice, que participa de nuestra cotidianidad. De forma tal que la omnisciencia y omnipresencia trabajan juntas. Y Dios usa su omnisciencia y omnipresencia para contemplar las necesidades de sus hijos y obrar a su favor. “…me guiará tu mano, y me asirá tu diestra” (Salmo 139:10).
El término omnisciencia solamente puede ser aplicado adecuadamente a Dios. Ya que, únicamente un ser que es infinito, eterno, inmutable y con existencia propia, es capaz de conocerlo todo.
Dios no sólo es capaz de ser consciente de todas las cosas, así como de comprender todas las cosas, sino que su conocimiento es total y perfecto en todo momento (pasado, presente y futuro). La presencia de Dios es eterna. Dios lo sabe todo, simultáneamente, en tiempo real. Dios ha estado presente desde antes del nacimiento de cada hombre, está presente en el mismo tiempo presente, y estará presente en el futuro. Su presencia no está restringida a límites de temporalidad.
Dios nunca aprende nada ni adquiere nuevos conocimientos; más aún, nunca ha aprendido, pues lo sabe todo en forma absoluta desde siempre. El tiempo pasado, presente y futuro le son totalmente conocidos. De hecho, Él nunca descubre, nunca se sorprende, nunca aprende. Él, además, tiene un entendimiento que es inescrutable (Isaías 40:28).
Para reflexionar:
Es un hecho asombroso, que, siendo Dios omnisciente, aún así, Él ama a Sus hijos, a pesar de su pecado que contrasta con su santidad. ¿Cómo es, entonces, que sabiendo Dios la maldad que hay en nuestro corazón, Él nos ama? RC Sproul, dice al respecto: “…Saber que Dios sabe todo acerca de mí y, sin embargo, me ama, es, de hecho, mi mayor consuelo”.
Este conocimiento de la omnisciencia de Dios tiene una doble implicación importante para los creyentes cristianos:
- Necesito andar y vivir según las normas y expectativas de Dios. Él sabe si ando en pecado, o pongo en mi corazón un motivo insano.
- Dios sabe lo que verdaderamente siento, pienso y necesito (Hebreos 4:13). Entonces, debo invocar su dirección y opinión, pues Él sabe lo que me conviene; qué me aprovecha y qué no.
Acerca de este Plan
¿Quién puede hablar de los atributos de Dios y hacerlo dignamente? Dios es incomprensible en Su perfección, pero conocible a través de la revelación de su palabra. En el salmo 139 el rey David hace una declaración, más que teológica, vívida y práctica de la grandeza de Dios: Su omnisciencia, Su omnipresencia y Su omnipotencia. El conocimiento de Dios aumenta nuestra comprensión y fe de Él y nuestra devoción a Él. No se puede servir o adorar a un Dios desconocido.
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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://vidaefectiva.com/