Iniciando una vil tarea

Piensa en lo siguiente: si una tubería está llena de agujeros, el líquido o lo que pase por ella no va a seguir el curso natural de su dirección, se va a derramar y no va a llegar la cantidad necesaria de líquido, este representa las bendiciones de Dios, y la tubería eres tú; tú permites que el líquido llegue a otros, refrescándolos y dando vida por medio de la llenura que puedes tener en tu relación íntima con Dios, pero una vez el líquido pierde su curso natural, impide que llegue la bendición no llega a tu vida y es como si le estuvieras diciendo a Dios no la quiero, entrégasela a otro.

Tu propósito es ser conductor de toda bendición que ha sido depositada a tu vida, así que si hasta hoy te preguntabas cuál es tu bendición, te diría que cheques a tu alrededor, seguramente ellos te han dicho lo afortunados que se sienten de estar cerca de ti. Cada uno de nosotros tiene un papel único que desempeñar en el reino, pero solo al abrir tu corazón hacia a Dios te convertirás en un instrumento vivo para atender la necesidad urgente del otro. Esto quiere decir que, así como el agua sale de la manguera para regar las plantas, tus manos llenas son usadas para suplir las manos vacías, lo que hoy has recibido ha sido por gracia y por gracia tu lo compartes. - Revisa tus palabras, tus acciones y tu ejemplo -.

No eres el origen de las bendiciones, sino el medio por el cual llegan a otros.

Convertirnos en canales de bendición, es un llamado que requiere entrega, disposición y transformación profunda de lo que éramos antes de conocer a Jesús. ¿Y cómo lograr esto?, dejame decirte que la voluntad de Dios es que seamos instrumentos en sus manos, y para ello debemos cultivar una íntima relación con Él, a su vez está intimidad te llevará a un crecimiento espiritual continuo; donde tus pensamientos se alinean cada vez más con su voluntad.

Créeme, a partir de ahora serás consciente de cómo Dios te usó, te usa y te usará para transformar millones de vidas; por eso, un aspecto fundamental en este proceso, es la humildad, así que te pido encarecidamente que no pierdas la sensibilidad, ni tampoco de vista el corazón de Jesús; pues este último te permitirá reconocer la necesidad que todos tenemos de Él. Podrás ser un gran conducto de agua viva, ¡la gran noticia es que ya no depende de ti! Así que, en el momento en que Satanás te tiente para que te robes la gloria de Dios, siempre será bueno mirar hacia atrás y ver quién lo hizo un día por ti; y, de esta manera reconocer que no somos autosuficientes, que por el contrario nuestra vida depende completamente de Dios.

Un ducto de esta magnitud, nunca se rompe si siempre fluye: la oración, la adoración y el servicio, permitiéndonos llevar la bendición al lugar que tenga que llegar.