Crecer

El crecimiento no es un proceso automático. Por ejemplo, si un niño no es alimentado con los nutrientes necesarios y no recibe los cuidados adecuados, no tendrá la talla y peso que le corresponde de acuerdo a su edad. Lo mismo sucede en la vida: tenemos que elegir aquello que nutre nuestro corazón y mente.

Y una de las cosas que más impide nuestro crecimiento es la preocupación.

Todos nos preocupamos porque tenemos muchas cosas que reclaman nuestra atención; no obstante, cuando permitimos que la preocupación tome el control de nuestra vida, entonces no podemos crecer. En lugar de motivarnos a continuar, la preocupación se convierte en algo destructivo que bloquea nuestro progreso.

La Biblia dice: «No se preocupen por nada». Y ese nada involucra cada área de nuestra vida. Jesús mismo nos llamó a no preocuparnos por el futuro y las cosas que todavía no han ocurrido. Él nos enseñó que cada día tiene su propio afán, y que debemos estar confiados en lo que sucederá, porque Dios está en control de todo.

¿Qué crees que es lo que te impide dejarle tus preocupaciones a Dios?