Cuando Duele El AlmaMuestra
"Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche, mientras me dicen todos los días: ¿Dónde está tu Dios? Me acuerdo de estas cosas, y derramo mi alma dentro de mí; de cómo yo fui con la multitud, y la conduje hasta la casa de Dios, Entre voces de alegría y de alabanza del pueblo en fiesta" (Vrs 3-4).
En medio del dolor, en medio del quebranto es inevitable que miremos a nuestro pasado. Sí, es verdad que puede dar miedo...es verdad que a veces ni queremos solo traer a memoria momentos difíciles, personas que quizás ya no están, pecados que hicimos y que causaron tristes consecuencias en nuestra vida. Imagínate esto que nos dice el Salmo: “Mis lágrimas fueron mi pan de día y de noche”. Las lágrimas eran su alimento. Era tanto el dolor, que no había consuelo, o por lo menos eso era lo que sentía.
El pueblo de Dios no es inmune al dolor. En efecto, usualmente, parece como si este fuera más implacable, reiterado, incomprensible y sentido más profundamente que el del no creyente. El problema del dolor es tan antiguo y universal como la historia del hombre. Hasta la creación, nos dice Pablo: fue sometida a la frustración... gime a una, como si tuviera dolores de parto (Romanos 8:20–22).
Entonces, de manera natural surge la pregunta: ¿Dónde está Dios en todo esto? ¿Puedes verdaderamente confiar en Dios cuando la adversidad golpea y llena tu vida de dolor? ¿Realmente puede venir al rescate de aquellos que le buscan? ¿Puedes confiar en Dios, aunque la vida duela? No es fácil confiar en Dios en momentos de prueba. Nadie disfruta el dolor y, cuando este viene, queremos que salga de nuestra vida a la mayor brevedad.
Ejercitar la confianza en Dios en medio de la prueba, ha sido para mí un proceso paulatino y difícil, en el cual todavía estoy perseverando. En el versículo 4, se nos deja ver, como esta persona, reconoce que tuvo momentos de alegría…que conducía a la multitud en medio de alabanzas a la casa de Dios.
Esta persona no solo conocía, esta persona servía a Dios…conocía la alegría del servicio; recordaba los tiempos de fruto, los tiempos de gloria. Que como bien lo digo son tiempos, que en algunos momentos pueden ser de fruto, y en otros de volver a sembrar.
Como creyentes, necesitamos recordar, necesitamos grabar, que como lo dice Eclesiastés 3: 1-8: “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora".
Y los tiempos de llanto, de entristecerse, de abstenerse de abrazar, de callar…son tiempos en donde necesitamos ir a nuestro pasado, para reflexionar y para reconocer nuestra necesidad de sanidad y entender y permitir lo que Dios quiere hacer en nuestra vida.
Escrituras
Acerca de este Plan
Si, hay momentos de nuestra vida que son de profundo dolor, de preguntas, de interrogantes, donde la respuesta quizás no la vemos o no la comprendemos. Y que, mejor que esconderlo, tener la oportunidad de ir a Dios, y llevar este dolor a Él. Así que con esta perspectiva, de que el dolor hace parte de la vida y del creyente, durante los próximos 4 días, a través del Salmo 42, reflexionaremos sobre nuestro pasado, presente y futuro con la perspectiva de Dios.
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Nos gustaría agradecer a TopCristianos por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://topcristianos.com/