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La paz de Dios, el estado normal del cristiano

La paz de Dios es sobrenatural, supera toda inteligencia. ¡Es esta paz la que permitió para que Jesús durmiera en la barca en medio de la tormenta!

La paz es una parte muy importante del reino de Dios: Jesús, con su sacrificio, nos ha reconciliado con el Padre y, por tanto, tenemos paz con Dios. Si la mayoría de los hombres buscan la paz por todo tipo de medios, es el estado normal del cristiano.

El apóstol Pablo menciona que la paz de Cristo arbitra (o preside, según la versión) todas las cosas en nuestros corazones (Col 3:15). Por tanto, debemos estar atentos a la paz de Dios en nuestros corazones. Cuando el Espíritu Santo quiere llamar nuestra atención o advertirnos del peligro, puede quitarnos su paz. Por tanto, la ausencia de paz debe ser una señal que nos ayude a tomar decisiones.

Pero cuidado, si la ausencia de paz es como una señal de stop, su presencia no es una luz verde. En efecto, uno puede engañarse a sí mismo, tener el corazón endurecido, ser seducido, ser tentado, o apaciguar su conciencia o su inteligencia con una opción conformista o razonable. En cada una de estas situaciones, una falsa paz puede hacernos creer que estamos en el plan de Dios.

Así que este es mi consejo. Si no estás en paz con una decisión, haz una pausa y busca la guía de Dios. Tal vez tengas un miedo imaginario que será descartado por Dios, o tal vez Dios te esté indicando otra dirección o simplemente te esté pidiendo que esperes.

A menudo sucede, cuando tomamos una decisión que apela a nuestra fe, que vivimos como una tormenta interior, una lucha entre nuestro espíritu y nuestra carne que se opone. La paz llega entonces una vez que se ha tomado la decisión correcta.

Por tanto, considera la paz, estate atento a ella, pero no bases tus decisiones únicamente en la paz.

También ocurre que Dios planta una convicción en nuestro corazón, no podemos explicarla, pero es como si estuviera grabada en nosotros. Esto es completamente bíblico, pero aquí también, esta condición interna debe ser validada por confirmaciones. Esta es la razón: una buena decisión no significa un camino sin obstáculos. Por lo tanto, debes ser capaz de confiar en una palabra de Dios, porque una emoción (como la paz) o una convicción pueden evaporarse en medio de la dificultad, mientras que nuestra fe puede estar firmemente basada en una palabra de Dios.

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David Théry
Enseñanzas prácticas para experimentar a Dios