El comienzo crea impulso

Si tienes tiempo, vale la pena leer Nehemías 3 entero. Desde que lo leí por primera vez, es uno de mis capítulos favoritos de la Biblia. Es un ejemplo fantástico de lo que se puede conseguir si cada uno de nosotros pone de su parte. Revela que lo más importante no es el tamaño de nuestra contribución, sino que contribuyamos. A lo largo del capítulo, vemos que después de que una persona empieza a construir su vecino o alguien similar o relacionado con ella se une al proyecto de construcción. Esto nos recuerda que debemos implicarnos y que nuestra contribución, por pequeña o aparentemente insignificante que sea, puede provocar que otra persona se una al proyecto e iniciar involuntariamente una reacción en cadena.

Preguntas para la reflexión: ¿Hay algo o algún lugar a lo que el Señor me ha pedido que contribuya y que he ignorado? ¿Estoy despreciando la magnitud de mi contribución? ¿He considerado que mi papel podría formar parte de una cadena mayor?