(Orar), pensar con antelación, planificar y preparar

Ayer vimos que Nehemías oró y ayunó antes de comenzar la tarea de reconstruir el muro. En los pasajes de hoy, vemos que Nehemías se preparaba constantemente para el camino que tenía por delante. Si eres como yo, es probable que cuando veas un problema o te sientas guiado por el Espíritu Santo para arreglar algo, te pongas manos a la obra antes de pensar en los posibles obstáculos. O en palabras de Jesús, nos olvidamos de contar el costo.

Lucas 14:28 - "Pero no comiencen hasta que cuenten el costo. Porque ¿quién comenzaría la construcción de un edificio sin antes calcular el costo para ver si hay suficiente dinero para terminarlo?" (NVI).

Nehemías no hizo esto. No sólo pensó de antemano en los posibles desafíos, sino que también los encomendó a Dios en oración. Antes de que Nehemías se acercara al rey para pedir permiso para ser excusado de sus deberes, adelantándose a que pudiera obtener una respuesta hostil, oró a Dios por éxito y favor.

Nehemías 1: 11 - "¡Oh Señor, escucha mi oración! Escucha las oraciones de quienes nos deleitamos en honrarte. Por favor, concédeme el éxito hoy haciendo que el rey me sea favorable. Pon en su corazón que sea amable conmigo». En aquellos días yo era el copero del rey" (NVI).

Su visión de futuro no se detuvo ahí. Después de recibir la bendición del rey, Nehemías aprovechó la oportunidad para combatir las acusaciones y los desafíos de otras partes interesadas clave en la región, obteniendo el permiso por escrito del rey para embarcarse en su proyecto de construcción.

Nehemías 2:7-8 - "«Dije también al rey: »Si le place al rey, dame cartas dirigidas a los gobernadores de la provincia al oeste del río Éufrates, ordenándoles que me dejen viajar con seguridad a través de sus territorios en mi camino a Judá. Y por favor, dame una carta dirigida a Asaf, el administrador del bosque del rey, ordenándole que me dé madera. La necesitaré para hacer vigas para las puertas de la fortaleza del Templo, para las murallas de la ciudad y para una casa para mí». Y el rey accedió a estas peticiones, porque la mano misericordiosa de Dios estaba sobre mí" (NLT).

Esto facilitó mucho su tarea a pesar de la clara oposición de los funcionarios.

Nehemías 2:9-10 - "Cuando llegué a los gobernadores de la provincia al oeste del río Éufrates, les entregué las cartas del rey. El rey, debo añadir, había enviado oficiales del ejército y jinetes para protegerme. Pero cuando Sanbalat el horonita y Tobías el oficial amonita se enteraron de mi llegada, les disgustó mucho que alguien hubiera venido a ayudar al pueblo de Israel" (NVI).

Habiendo llegado a Jerusalén, después de tres días de viaje, se podría haber pensado que Nehemías se pondría a trabajar inmediatamente o comenzaría a reclutar gente para que lo ayudara con su proyecto. En cambio, en su primera noche en Jerusalén, salió a inspeccionar el muro por sí mismo. Antes de compartir con nadie lo que tenía en el corazón, se tomó el tiempo necesario para comprender la magnitud de los daños sufridos por la muralla y la tarea que tenía por delante.

Nehemías 2:11-16 - "«Llegué, pues, a Jerusalén. Tres días después, me escabullí durante la noche, llevando conmigo sólo a unos pocos. No le había contado a nadie los planes que Dios había puesto en mi corazón para Jerusalén. No llevábamos animales de carga, excepto el asno que yo montaba. Al anochecer salí por la Puerta del Valle, pasé por el Pozo del Chacal y me dirigí a la Puerta del Estiércol para inspeccionar los muros rotos y las puertas quemadas. Luego fui a la Puerta de la Fuente y al Estanque del Rey, pero mi burro no podía atravesar los escombros. Así que, aunque todavía estaba oscuro, subí por el valle del Cedrón e inspeccioné la muralla antes de dar media vuelta y entrar de nuevo por la puerta del Valle. Los funcionarios de la ciudad no sabían que había estado allí ni lo que hacía, pues aún no había dicho nada a nadie sobre mis planes. Todavía no había hablado con los dirigentes judíos: los sacerdotes, los nobles, los funcionarios ni nadie de la administración"(NVI).

Nehemías nos muestra que incluso cuando emprendemos un proyecto siguiendo la voluntad de Dios, debemos actuar con la debida diligencia. La oración es vital; pero también debemos estar seguros de haber comprendido cabalmente el problema en cuestión, lo mejor que podamos, antes de actuar prematuramente.

Preguntas para la reflexión: ¿He encomendado al Señor en la oración los retos a los que puedo enfrentarme? ¿Me he tomado el tiempo necesario para planificar, revisar y reflexionar sobre lo que creo que el Señor me está llamando a hacer? ¿He comprendido el problema antes de empezar a reclutar personas que me ayuden?