Madre Insuficiente en Manos Del Dios SuficienteMuestra

Maternidad independiente de Dios

El enemigo de la dependencia es la autosuficiencia. Pensaba que mientras más me parecía a la supermamá con cuatro brazos, que carga su computadora, su bebé, la escoba y el teléfono, mientras sonríe sin aparentemente nada de cansancio, más pensaba que me iba a sentir plena y completa. Pero la realidad es que a final del día me sentía cansada y cargada, con ganas de gritar y de llorar, con mil cuestionamientos para Dios. Me había colocado un yugo para cargar un peso que no había sido llamada a cargar.

"Luego dijo Jesús: «Vengan a mí todos los que están cansados y llevan cargas pesadas, y yo les daré descanso. Pónganse mi yugo. Déjenme enseñarles, porque yo soy humilde y tierno de corazón, y encontrarán descanso para el alma. Pues mi yugo es fácil de llevar y la carga que les doy es liviana»" (Mateo 11:29-30, NTV)

Si te sientes cansada y cargada en tu etapa como madre y en tu vida, es porque estás siendo autosuficiente. Jesús tiene gracia para las madres que, con un corazón humilde, reconocen que no pueden, que están cansadas y cargadas. Él quiere darte descanso, Él quiere ser tu descanso.

En un mundo donde pedir ayuda es un síntoma de debilidad, Jesús quiere quitarte el peso de la independencia y darte la libertad de decir «no puedo, no soy suficiente».

¿Cómo se ve el yugo de carga en la maternidad?

1. Autosuficiencia

La autosuficiencia proviene de un corazón orgulloso a menudo quiere mostrar lo que puede, lo que tiene y lo que sabe, para de esa manera sentirse que «es alguien». Pero Jesús viene a cambiar nuestro corazón y nos invita a reconocer nuestra pobreza espiritual dejando el orgullo que nos dice que no necesitamos a nadie y reconociendo nuestra necesidad de Él en todo.

2. Obras

Mis obras no salvan a mis hijos, pues ya ha venido uno que obró por ellos y completó el trabajo de su salvación: Jesús. No es por nuestras obras que nuestros hijos son justificados; es por la sangre de Jesús, que tomó sus lugares y el nuestro, para justificarnos ante Dios, una vez y para siempre.

Es tiempo de abandonar la carga de pensar que es por tus obras, querida mamá. Es por tu fe.