¡No Más Miedo!Muestra

Enseña a otras cómo se vive esta verdad bíblica reconociendo que Él es fiel y verdadero.

Ayuda a otras mujeres con sus miedos o temores porque Dios lo ha ordenado. Si conoces la historia de Josué, sabes que Él y el pueblo de Israel tenían que creer esta palabra de Dios porque se enfrentarían a sus enemigos y a su pecado. Josué debía recordar no temer a pesar de lo que viera y fortalecerse en la Palabra.

Recuerda que la situación de Josué no es diferente a la nuestra, todos los días necesitamos conquistar esos terrenos que el enemigo tiene engañados en nuestros corazones. El Espíritu Santo nos ayuda junto con nuestra voluntad para creer y obedecer la Palabra de Dios, nos dice que no temamos y que seamos valientes. Esto es clave: no decimos solamente que no teman, sino qué deben hacer en lugar de temer.

La vida es como el desierto para nosotras antes de poseer nuestra tierra prometida que es el cielo. Todos los días nos enfrentamos a las tentaciones, la enfermedad, el pecado de otros, etc., en estas situaciones no debemos temer de las malas noticias porque hemos confiado en las buenas: este no es nuestro final ni dicta nuestro destino.

Enseña a otras hermanas a atesorar estas verdades. Recuérdales y muéstrales cómo se vive la verdad de Josué 1:9 de acuerdo a cada situación particular. Exhórtalas a realizar una lista de sus miedos más profundos y muéstrales cómo la Biblia les enseña a responder a ellos. Lo que harás es renovar su mente y ayudarla a vestirse de la justicia y la santidad de Cristo para que poco a poco sea transformada al carácter de Jesús. Si tú ya has superado un miedo o, al menos lo tienes dominado, enseña a otras cómo la Palabra de Dios y creer en ella ha sido clave para ti.

• Aprende: ¿Cómo ayudar a otros que sufren a causa del miedo?
• Vive: Lee 2 Reyes 6:16 con la razón bíblica del salmo 34:7. Luego, escoge una situación en la que tu amiga tenga miedo y ora con ella para que renueve su mente y viva en libertad.
• Lidera: ¿A quién puedes ayudar?

Oración

Señor, mi Dios, ayúdanos a enseñar a otras cómo vivir sin un miedo que las paralice de no hacer nada ni creer en ti. Guárdanos a mi hermana (llena el blanco) y a mí para darnos un corazón enseñable y un oído presto a escuchar tu Palabra. Gracias por la vida que nos has dado en Cristo. En Cristo. Amén.

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