Sola fide: "Sólo fe"

Fluye de la gracia de Dios y llega al individuo no por cualquier cosa que él o ella pueda hacer, sino por “sólo fe” (sola fide). Los reformadores llamaron a la justificación por la fe el principio material del cristianismo, porque involucra la materia o sustancia misma de lo que una persona debe entender y creer para ser salva. La justificación es una declaración de Dios basada en la obra de Cristo.

La salvación como un don gratuito de Dios para la humanidad, la Iglesia Católica Romana de la época enfatizaba el uso de indulgencias (donar dinero) para comprar un estatus con Dios. Las buenas obras, incluido el bautismo, eran consideradas un requisito para la salvación. Sola fide afirmaba que la salvación es un don gratuito para todos los que la aceptan por fe.

Está claro que el hombre recibe la salvación solo por la fe porque no existe ninguna forma de poder torcerle el brazo a Dios para que seamos salvos en nuestras propias fuerzas. Esto es algo completamente imposible, es increíble pensar que es solo por fe. Probablemente esto fue algo de lo que más le costó comprender a los creyentes de la época de la reforma. Ellos estaban inmersos en una sociedad que solo buscaba separar, por todos los medios, a Dios del pueblo y descubrir que no tenían que pagar nada por el bautismo y arrepentimiento. Claro que fue una gran sorpresa saber que podían acercarse a Dios y su Palabra solo por fe, sin extraños rituales, aún hoy es difícil de entender para muchos.

Solo Dios puede salvar al hombre con un don gratuito, él tiene la respuesta para resolver el problema del pecado que abate a la humanidad, Dios tiene el poder para librar al hombre del infierno y regalarle la vida eterna. Eso fue lo que dijo Jonás «La salvación es del Señor, y a través del profeta Isaías Dios lo dice así: «Yo, yo soy el Señor, y fuera de mí no hay salvador» siempre es tan hermoso recordar que fue El quien nos amó primero. ¡No te rindas!

ORACION

Padre, gracias porque hoy una vez más puedo recordar que fue un don gratuito, un regalo tuyo, solo por fe no por ningún sacrificio mío o por ningún talento que pueda tener. Hoy te pido Señor, en el nombre de Jesús, que me enseñes a vivir agradecido, que si en algún momento quiero creer que es por mis propios atributos, tú con cuerdas de amor me traigas de nuevo a conciencia que es tu amor en mí y no mis propias obras edificando cada día más. ¡Amén!