IdentidadMuestra

Hijos de Dios, nuestra nueva identidad

Cuando aceptamos a Jesús como nuestro Salvador, experimentamos un cambio radical en nuestra identidad: nos convertimos en hijos de Dios. Esto no es solo un título simbólico, es una realidad espiritual profunda que redefine quiénes somos. Como hijos de Dios, ya no somos definidos por nuestros errores, pasados o lo que otros digan de nosotros. Somos amados, aceptados y valorados por el Padre Celestial. Esta identidad es el fundamento sobre el cual construimos nuestra vida. Un niño que es adoptado por una familia amorosa, aunque antes no pertenecía a esa familia, ahora tiene un nuevo apellido, una nueva identidad y una herencia completamente diferente. Así sucede cuando nos convertimos en hijos de Dios: recibimos un "nuevo apellido" espiritual y pasamos a formar parte de la familia divina.

Oración:
Si no has recibido a Jesús ora así, Padre celestial perdona mis pecados en el nombre de Jesús quien se entregó por mí; lo recibo como Señor y Salvador. Ahora gracias porque en Cristo soy Tu hijo. Ayúdame a vivir conforme a mi verdadera identidad, sabiendo que soy amado y aceptado por Ti. Gracias por hacerme parte de Tu familia.

Acción práctica:
Escribe en un papel quién eres según Dios: hijo/a amado/a de Dios, perdonado/a, valioso/a. Coloca este papel en un lugar visible para recordarlo diariamente.