Las Emociones y la BibliaMuestra

Alegría

El psicólogo Paul Ekman realizó un estudio en el cual descubrió que el ser humano tiene seis emociones básicas que son: la alegría, la tristeza, el miedo, el enojo, el desagrado y la sorpresa. Éstas son emociones básicas que todos los seres humanos tienen. No son emociones que se aprenden, son innatas. Si estas emociones surgen en el momento adecuado son beneficiosas para el ser humano.

En algunas iglesias, se tiende a dar más valor a ciertas emociones que a otras y a tratar de reprimir a la fuerza a otras emociones. Los discursos desde el púlpito animan a que los creyentes tengan ciertas características emocionales. Describen a un ser humano casi sin emociones, como alguien estoico o indiferente a todo, y por el lado opuesto describen a un ser humano que siempre está alegre y que al parece que todo es causa de alegría para esa persona.

Ni siquiera Jesús, según los Evangelios, estaba siempre alegre. Se puede ver a un Jesús molesto (Mr. 11:15-17), triste (Jn. 11:32-35) y con miedo (Mt. 29:39-44) a lo largo de los relatos bíblicos.

Dicho esto en estos tres días veremos algunas emociones que se mencionan en la Biblia.

La alegría, como se puede ver en el cuarto capítulo de la Carta a los Filipenses, es parte del carácter cristiano. Pero no es una alegría que ignora todo lo demás y que se da como un placebo para cualquier inconveniente. Sino más bien es una alegría que reconoce y entiende todo lo que está pasando y aun así logra encontrar una paz y tranquilidad en el Señor. Es una alegría generada en la confianza de que al final de todo, o sobre todo, Dios tiene el control.

Muchos textos bíblicos fueron escritos con la finalidad de dar esperanza a quien los escuchaba o leía. “Alegrarse en el Señor” cuando estamos en momentos muy tristes o “no preocuparse por nada” cuando parece que todo nuestro mundo se derrumba es difícil y casi imposible. Pero al escuchar que alguien nos dice estas palabras nos da un poco de aliento para encontrar paz aun en medio de todo eso. Se nos dice que somos parte de un cuerpo (donde la cabeza es Cristo) y si sabemos que alguien está pasando por momentos difíciles es nuestro deber dar al menos una palabra de aliento y si podemos ayudar de alguna otra forma concreta debemos hacerlo.

Si Pablo escribe esas palabras es porque muy probablemente él se sintió también triste o muy preocupado en etapas en su vida y aunque él no pueda estar presente trata de dar un mensaje de aliento a sus hermanos en Cristo. Aunque esto que voy a decir es pura suposición: puede ser que Pablo mismo necesitaba recordar o escuchar sus mismas palabras para soportar todo lo que tuvo que soportar.