Viviendo Fielmente en Una Tierra Sin FeMuestra

Dios de la Compasión

Leer: Daniel 9:1-19; Jeremías 25:3-12

EOAO: Daniel 9:9

“Del Señor, nuestro Dios, es el tener misericordia y el perdonar, aunque contra él nos hemos rebelado".

En el texto

En el primer año del reinado de Darío, Daniel redescubrió las profecías de Jeremías 25 y 29 donde Dios dijo que el exilio duraría 70 años. ¿Te imaginas la esperanza que esto le habría dado a Daniel? ¡Especialmente cuando se dio cuenta de que los 70 años casi han terminado!

Daniel se comprometió a orar por el pueblo de Dios de una manera humilde y que honrara a Dios. Fue una oración que reconoció la fidelidad de Dios y la obstinada pecaminosidad de su pueblo. Daniel apeló a la fidelidad, la compasión, el perdón, la justicia y al nombre de Dios.

Dos veces Daniel se refirió a la compasión de Dios. En el versículo 18, describió la compasión de Dios como abundante. Daniel había conocido la compasión de Dios durante su tiempo viviendo en Babilonia. Sin embargo, Dios le había mostrado amor, gracia y misericordia en cada una de las etapas de su larga vida.

El deseo de Daniel era que el pueblo de Dios lo adorara en el templo y en toda la tierra. Su deseo era que Dios fuera honrado, alabado y glorificado. El propósito de Dios al enviar a Su pueblo al exilio fue disciplinarlos, limpiarlos y restaurarlos para que pudieran renovar su relación con Él. Así ya no serían adúlteros buscando otros dioses.

La intención de Dios para los creyentes tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento es que sean una luz fiel para las naciones, atrayendo a otros hacia Él.

Todos luchamos con ciertos pecados que desearíamos acabar de una vez por todas. Nos sentimos mal pidiendo perdón a Dios por lo mismo una vez más. Dios es paciente, compasivo y misericordioso. Puede haber un pecado que te cuesta perdonarte a ti mismo y piensas: "¡No hay manera de que Dios pueda perdonarme por esto!". Eso es una mentira. No permitas que una mentira te impida acudir a Él para pedirle perdón y recibirlo.

Cuando estés orando por un pecado, sigue recordando que “el Señor es lleno de compasión y misericordia” (Santiago 5:11b).

Oración

Padre Celestial, estás lleno de compasión. Te agradezco Jesús por empatizar con el dolor y las tentaciones de vivir en esta tierra. Perdóname, Señor, por mis pecados voluntarios. Señor, perdona los pecados de los que en tu gran misericordia ni siquiera soy consciente. Elimina mi amor por el pecado y reemplázalo con un amor por ti, que busca traerte honor y gloria. Amén.