Redimidos, Elegidos y HerederosMuestra

El Reino de Dios que ha de venir

Aunque el Reino de Dios ya ha sido inaugurado, hay una dimensión futura que aún está por venir. Jesús prometió que volvería (en griego, erchomai), y esa promesa nos llena de esperanza. Su venida traerá la plena realización del Reino, donde todas las cosas serán renovadas, el mal será derrotado y la justicia de Dios será completamente establecida.

Cuando Jesús dice que trae consigo el galardón (en griego, misthos), está hablando de la recompensa que dará a cada uno conforme a sus obras. Esto no significa que somos salvos por obras, pero nuestras acciones en el presente tienen consecuencias eternas. Cada acto de obediencia y servicio a Dios será recompensado cuando Cristo regrese.

Esta esperanza futura debe inspirarnos a vivir con expectativa y vigilancia. Sabemos que el Reino final vendrá y que Jesús regresará para juzgar a los vivos y a los muertos. Por lo tanto, debemos vivir en santidad, haciendo todo para la gloria de Dios, sabiendo que nuestra fidelidad será recompensada.

La expectativa del regreso de Cristo nos recuerda que este mundo no es nuestro hogar final. Vivimos en la tensión entre el "ya" y el "todavía no" del Reino de Dios. Mientras esperamos, continuamos viviendo como ciudadanos del Reino presente, pero con la mirada puesta en la gloria futura que está por venir.