Míralo conmigo

Buscando la perspectiva de Jesús

I Pedro 1:22 - 2:1 Ahora que os habéis purificado obedeciendo a la verdad, para que tengáis amor sincero a vuestros hermanos, amaos los unos a los otros profundamente, de corazón. Porque habéis nacido de nuevo, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por medio de la palabra viva y duradera de Dios. Porque: "Todos los hombres son como la hierba, y toda su gloria es como las flores del campo; la hierba se seca y las flores caen, pero la palabra del Señor permanece para siempre". Y esta es la palabra que les fue anunciada. Por lo tanto, deshazte de toda malicia y de todo engaño, hipocresía, envidia y calumnia de toda clase.

Me han enseñado que cuando uno lee "por lo tanto" en la Biblia, uno debe preguntarse para qué está esa palabra. La razón es bastante simple en este caso. El "por lo tanto" se refiere a un nuevo comportamiento que debe surgir en un cristiano debido a su redención e identidad con Cristo. ¿Por qué? Primero, es porque es desagradable a Cristo que continuemos usando nuestras lenguas de maneras malvadas. Segundo, Él merece que controlemos nuestras lenguas porque eso le desagrada. Tercero, necesitamos recordar nuestra desesperación y alienación de la cual Él nos redimió. Estas son algunas buenas razones. Pero hay muchos más si necesitas más para convencerte. Sin embargo, la pregunta que pide ser hecha y respondida es: "¿Me he abandonado de toda malicia, de todo engaño, de hipocresía, de envidia y de toda clase de calumnias en la forma en que hablo de otras personas, o todavía me estoy entregando a ello?" No pasemos por alto esta pregunta como si no se aplicara a ustedes, porque hay muchos de ustedes que tienen un punto ciego en esta misma área. Puedo testificar por mi propia experiencia que, si no se trata, seguirá siendo un obstáculo en nuestra comunión con Cristo. Es absolutamente importante.

Debo decirles lo importante que se ha vuelto esta pregunta para mí. Lo veo como una renovación importante en mi vida si la malicia, el engaño, la hipocresía, la envidia y la calumnia nunca se piensan, se hablan o se actúa de nuevo en mi vida. He visto estas cosas en mi vida y en otros cristianos, como creo que Dios lo hace. Él nos ama, y nada nos separará de ese hecho. Pero, Él aborrece absolutamente nuestra "mala palabra". Lo llamo "lenguaje maligno", porque no puedo creer que las palabras y acciones que provienen de la vida de un cristiano hacia otra persona, como las enumeradas anteriormente, puedan provenir de cualquier otra fuente. Es simplemente malvado. Chicos, escúchenme con atención. Cuando chismorreamos, calumniamos, ridiculizamos, nos burlamos, denigramos, criticamos, difamamos o vilipendiamos a otra persona, ninguno de nosotros duda de que está mal, ¿verdad? Pero, ¿qué pasa con esas "cosas preocupadas" que mencionamos y que llamamos "discusiones casuales, preocupaciones sobre la persona, evaluaciones piadosas o evaluaciones del carácter"? ¿Hacemos un guiño a esas cosas como benignas y pensamos que tenemos un pase libre con el Señor? ¿Creemos que Dios no ve a través de esta excusa y ve nuestros corazones? Nos engañamos a nosotros mismos si pensamos que no es ofensivo para Dios. Entonces, mirémonos a nosotros mismos y seamos honestos con lo que vemos, porque no podemos vivir en la presencia de Cristo y practicar tal maldad con nuestras lenguas. Nos estamos engañando a nosotros mismos si pensamos que podemos. La comunión se verá interrumpida, y nosotros mismos nos lastimaremos a nosotros mismos, sobre todo.

Esto se ha convertido en un tema importante en mi vida, porque sé lo que es ver cómo una vida hermosa se corrompe por tales prácticas y termina en paranoia, comportamiento irracional y aislamiento. Se produce el aislamiento, porque las personas llegan al punto de no querer estar cerca de una persona así. Una de las razones es que se viola un importante problema de confianza. Las personas escuchan a un amigo o familiar chismorrear y calumniar a otra persona y no pueden evitar pensar: "Me pregunto si está diciendo las mismas cosas sobre mí porque no estoy de acuerdo con él". Es difícil confiar en un chico o chica con tendencias a usar su lengua de esa manera. Sé lo que es estar en el extremo de dar y recibir. Ambos son malos. Pero, en mi opinión, ser el iniciador de la calumnia y el chisme es mucho peor, porque lo que elijo decir en contra de otra persona es mi elección. Por lo tanto, recibiré la consecuencia de mis acciones del Señor mientras Él trata conmigo, lo cual no será agradable. Pero, lo que otra persona diga de mí calumniosamente es su elección, y tendrá que lidiar con su responsabilidad ante el Señor, no conmigo. Este es un caso en el que preferiría ser la víctima que el victimario, porque Jesús fue calumniado, ridiculizado y despreciado.

¿Qué hace que los cristianos caigamos en tal libertad con nuestras lenguas cuando sabemos que está mal delante del Señor? Lo he mirado y observado en mi vida y en la de otros, y esto es lo que veo.

• Orgullo espiritual: Nunca he conocido ni escuchado a una persona calumniosa decir algo sobre otra persona sin compararse con la situación. Cuando criticamos a otra persona, debe ser porque pensamos que tenemos resuelto lo mismo. Tenemos las respuestas, y nuestra pobre víctima está lamentablemente por debajo de nuestra perfección. ¿Cómo debe ser luchar con la vida como ese otro tipo cuando lo tengo todo controlado? Apuesto a que Dios está más complacido conmigo que él, ¿verdad? ¿Cómo crees que Jesús se siente realmente al respecto?
• Nos sentimos mejor con nosotros mismos: Cuando tenemos problemas importantes de autoestima, nada alegrará mejor nuestros corazones egocéntricos que ver a otra persona peor que nosotros. ¿No nos gusta leer titulares que golpean la vida y la reputación de una figura pública? Nos hace sentir mejor que las "superestrellas" también tengan problemas, ¿no es así? Es lo mismo con una persona que no te importa particularmente, e incluso si no tiene nada que sea una vergüenza pública, soltamos una bomba de susurro y la vemos crecer. Hombre, eso me hace sentir bien conmigo mismo al tirar de una o dos personas antipáticas con solo unas pocas frases cuidadosamente redactadas. Apuesto a que Dios está detrás de mí en ese tema, ¿verdad? ¿Cómo crees que Jesús se siente realmente al respecto?
• Últimamente no nos hemos mirado bien en el espejo: La Biblia tiene algo que decir acerca de recordar nuestras imperfecciones cuando queremos calumniar a otra persona: No se limiten a escuchar la palabra, y así se engañen a sí mismos. Haz lo que dice. Cualquiera que escuche la palabra, pero no haga lo que dice es como un hombre que se mira a la cara en un espejo y, después de mirarse a sí mismo, se va e inmediatamente se olvida de cómo es (Santiago 1:22-24). Cuando juzgamos y condenamos a otra persona, es porque no nos hemos mirado a nosotros mismos últimamente. Escucha las palabras que salen de tu boca. ¿Son edificantes o duras? ¿Son verdaderas o falsas? ¿Son condenatorios u optimistas? ¿Cómo respondería Jesús a esa pregunta acerca de ti?
• Los viejos hábitos mueren lentamente: La verdad es que creo que la mayoría de nuestros chismes y calumnias no se consideran viciosos, sino más bien viejos hábitos que seguimos haciendo y no nos damos cuenta de que los estamos haciendo. Si te has criado en un hogar que deja volar ese chisme, es probable que hagas lo mismo a menos que te opongas a él con cada fibra que hay en ti. Si estás cerca de un grupo de chicos (o mujeres) que lanzan esos cuelgues que comienzan con "¿Has escuchado?", estás a punto de ser absorbido por la piscina de calumnias. Irás allí a menos que comiences a enfermarte del estómago con el desorden que tus oídos están escuchando. Ten cuidado ahora, porque si te enfrentas a él, es muy posible que seas el próximo objetivo. ¿Eres lo suficientemente valiente como para soportar el calor? Más aún, ¿eres lo suficientemente valiente como para dejar ese viejo hábito y dar de tu boca palabras que honran a Cristo en lugar de calumnias? ¿Cómo crees que Jesús se siente realmente al respecto?

Tú y yo sabemos cómo se siente Jesús acerca de estas cosas, y he decidido levantarme y alejarme de eso. No veo nada bueno que pueda salir de una lengua calumniosa y de la murmuración, no importa cuán benévola pueda ser expresada. Yo, por supuesto, no quiero ser absorbido por él. Sé a lo que me enfrento, porque tengo uno o dos amigos en mi vida que podrían no verlo a mi manera cuando me opongo a lo que estoy escuchando. Podría perder a un amigo y podría enojarlo. Incluso podría convertirme en su próxima víctima. Ese es el riesgo. Pero, por otro lado, podría ayudar a un amigo a encontrar el valor para vencer un mal hábito y, sobre todo, un obstáculo en su comunión con Cristo. Podría ser que nos animemos unos a otros a librar una batalla victoriosa sobre nuestras lenguas y a comportarnos noblemente con nuestras palabras, porque nuestro Padre es el Rey de reyes, y nosotros somos Sus hijos. Él merece palabras nobles de nosotros, ¿no es así? ¿No crees que esta es una batalla que vale la pena el premio que se puede encontrar? ¿Cómo crees que Jesús respondería a eso? Entonces, pongámonos de pie.