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No ignores a la burraMuestra

No ignores a la burra

DÍA 3 DE 3

¿Miedo u obediencia?

«El pecado tiene cuatro características: autosuficiencia en lugar de fe, obstinación en lugar de sumisión, buscar lo propio en lugar de ser benevolente, santurronería en lugar de humildad» (E. Paul Hovey).

La historia de Balaam me hace, de alguna manera, recordar lo que pasa con los niños cuando quieren desobedecer a sus padres. Alguna vez me pasó (y asumo que si fuiste niño, a ti también) que, hartos de mi insistencia, mis padres decían: "Está bien, adelante" con un tono bastante enojado, cuando realmente no querían que lo hiciera. Se cansaban tanto de escuchar quejas, lloriqueos y más quejas que que terminaban diciendo: "Dale, desobedece y mira como te va. Estamos cansados de escuchar tus quejas". Asumo que este fue el caso Dios y Balaam. Dios le dice : "Está bien, vete". Balaam claramente tenía la reputación de ser capaz de bendecir o maldecir a la gente y aparentemente, esta habilidad se basaba en la brujería según Números 24:1.

Los profetas fieles de Dios no practicaban la hechicería ni recibían dinero por adivinación. No les pagaban honorarios por comunicar fielmente los mensajes que provenían del cielo. Los mensajes que daban los profetas de Dios eran no muy simpáticos, y era bastante común que tuvieran que soportar la ira de los destinatarios a los que les habían dado los mensajes. Los profetas fieles de Dios no añaden ni quitan nada al mensaje del Señor. No comprometen las instrucciones de Dios ni tratan de llegar a un acuerdo con la parte que se opone a la voluntad de Dios.

Bien, situándonos de nuevo en la lectura vemos que una vez que Balaam ve al ángel del Señor, acepta su error y decide volver. Pero para su sorpresa, Dios ya tenia otros planes. Dios no le permite dar la vuelta, sino que vuelve a repetir su orden:"Ve con esos hombres, pero limítate a decir solo lo que yo te mande". El ir y hacer lo que Dios le ordenaba implicaba mucha más obediencia que el no ir. Balaam una vez más, no estaba convencido en su corazón de obedecer al Señor.

Aunque la Biblia no lo dice explícitamente, podemos asumir que luego de ver directamente al ángel del Señor, Balaam tuvo miedo. Seguramente su arrepentimiento provenía del ver lo que podía haber pasado de no haber sido por su burrita. Ahí es cuando decide retroceder al principio, pero lamentablemente él ya había tomado decisiones que lo dejaron en la situación en la que ahora estaba. Ya no había marcha atrás. Ahora la única opción era la obediencia, siempre y cuando esta partiera de la convicción.

Para Balaam era muy difícil estar en aquel lugar y obedecer al Señor porque sus propios deseos ocupaban más lugar en su corazón que las ordenanzas del Señor.

Cuántas veces nosotros mismos nos recluimos y solo nos juntamos con quienes comparten nuestra fe para "no contaminarnos". ¡Qué equivocados estamos! La contaminación no viene de afuera sino desde adentro. Marcos 7:15 dice: "Nada hay fuera del hombre que entre en él, que le pueda contaminar; pero lo que sale de él, eso es lo que contamina al hombre". La vida con Dios necesariamente implica convicción. Implica aceptar que nada bueno puede salir de nuestro corazón porque nuestra naturaleza es pecar. Todo lo bueno que podamos decir o hacer viene del Señor, y partiendo de ese razonamiento todos sus deseos y propósitos SIEMPRE van a ser mejores que los nuestros. Cuando esa convicción controla por completo nuestra vida, no importa a dónde vayamos, con quién nos juntemos o de qué estemos rodeados porque estamos convencidos de cuál es la verdad. La obediencia siempre es fácil cuando no estamos tentados a desobedecer. En el caso de Balaam, la verdadera obediencia implicaba el continuar el camino diciendo solo lo que Dios ordenaba y no tan solo volver. Al llegar, Balaam iba a tener que ir en contra de Balac, del resto de los oficiales e incluso de sus propios deseos.

Balaam finalmente bendijo al pueblo escogido de Dios tres veces, sin embargo la Biblia aclara que también indujo al pueblo a pecar en contra de Dios a través la inmoralidad (números 31), lo que provocó consecuencias muy malas para todos. Dentro de sí, Balaam deseaba obtener honores y recompensas terrenales y con el fin de recibir todo eso, sugirió que se tentara a Israel para que de esa forma pecara y perdiera así la protección de Dios. Lo que Balaam pensó que podría ser una ganancia personal, fue traducido en serios problemas y en una mancha en la nación de Israel.

“Balaam… inspirado y poderoso como fue, perdió su alma al final porque puso su corazón en las cosas de este mundo, en lugar de las riquezas de la eternidad” (véase “La historia de la locura de un profeta”, Liahona, octubre de 1979, pág. 36).

Si Balaam se hubiera sometido con humildad a la voluntad de Dios, se hubieran evitado muchos pecados y sufrimientos tanto para él como para Israel. Pidamos a Dios que nos ayude a ser firmes y constantes en lugar de obstinados, o sea, a buscar y seguir la voluntad del Señor sin tratar de evitarla o de cambiarla.

Día 2

Acerca de este Plan

No ignores a la burra

Cuando se trata de los asuntos del Señor, nada está fuera de alcance o fuera de los límites. Dios no se rige por la coherencia o el razonamiento humano, y no está contenido por ninguna de las leyes de la naturaleza, en absoluto, en ese sentido. Esta es la historia de cómo un burro habló.

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Nos gustaría agradecer a Natalia Rosas por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://about.me/nrosas