Proyecto Evanggelio - El Poder de la OraciónMuestra
Jesus: La oración como alteridad
Santiago 4:3 (TCB)
“Piden, pero no reciben, porque no saben pedir, ya que siempre están pidiendo para complacer sus propios deseos y placeres".
Un dato curioso de la Segunda Guerra Mundial es que las potencias del eje, conformado inicialmente por Alemania e Italia, que luchaban contra las potencias aliadas, conformadas principalmente por Estados Unidos, Francia y el Reino Unido, eran todas naciones cristianas, fundamentadas en los valores y nociones del cristianismo occidental.
Es interesante imaginar una escena donde dos soldados, uno alemán y el otro británico, oraban antes de salir de sus trincheras para luchar contra su prójimo. Si ambos soldados pidieran a Dios por el resguardo de sus vidas y para que Dios les bendiga en la batalla, la incómoda pregunta que aparece es ¿a quién escuchará Dios? Entiendo que la naturaleza de la pregunta es problemática, pero nos sirve en este breve devocional para reflexionar acerca de la oración.
Santiago 4:3 dice: “Piden, pero no reciben, porque no saben pedir, ya que siempre están pidiendo para complacer sus propios deseos y placeres”. El mensaje primario de Santiago, en este texto, tiene que ver con las intenciones o los motivos por los cuales pedimos en oración. Pero, además, al señalar que “piden mal”, Santiago también advierte que hay oraciones deficientes, infructuosas o simplemente, que no son escuchadas por Dios.
Si nuestras oraciones están condicionadas por nuestras intenciones o por el motivo por el cual pedimos, y si estas intenciones o motivaciones provienen de nuestro corazón, entonces el texto de Jeremías 17:9 puede complicarnos más la situación, al afirmar que “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?”.
Entonces, pedimos, pero no recibimos, porque pedimos mal, porque nuestras motivaciones o intenciones son equivocadas, son egoístas, “para complacer sus propios deseos y placeres”, y estas motivaciones e intenciones provienen de nuestro corazón, aquel que es engañoso y perverso, aquel que no podemos conocer. Entonces ¿Cuál es la salida a todo este embrollo?
La solución está en ver y entender a la oración como una forma de alteridad, es decir, como una forma de dejar de pensar en el nosotros, para empezar a pensar en los otros. La salida a esta escena tan complicada puede estar en nuestro prójimo, incluso en aquel que nos es desconocido.
Hubiese sido interesante que algún soldado durante la Segunda Guerra Mundial orara por su enemigo. Quizá nuestras oraciones a veces son equivocadas porque pensamos primero en nuestros propios deseos y placeres antes que en las necesidades y en el bienestar de los demás, en aquello que beneficia a nuestros hermanos y por qué no decirlo, a nuestros enemigos. Pensar en el otro antes que, en mí, es un garante de que nuestra oración será escuchada y puede ser un primer paso para pedir bien. Dios escucha nuestra oración siempre que pensamos en los demás.
Pablo Cantoral, Guatemala
Escrituras
Acerca de este Plan
Es a través de la oración que nos comunicamos con nuestro Padre Celestial. Es aquí donde entregamos nuestros más profundos sentimientos de dolor, preocupaciones y también de gozo y alegría. Conversar con el Padre es un proceso terapéutico que debemos ejercer a diario ya que nos acerca más a nuestro Creador.
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Nos gustaría agradecer a Proyecto Evanggelio por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://proyectoevanggelio.org/