La Trampa de la EnvidiaMuestra

Hoy concluimos este estudio, anhelando en el corazón que nuestra vida esté transformándose constantemente para llegar a la estatura de Cristo. Esto implica que nuestro proceso en muchas ocasiones será doloroso y vergonzoso al sentir aquellas cosas que aún viven en nuestra carne, pero tenemos que tener certeza de que, si acudimos a nuestro Padre, Él nos ayudará.

Te quiero compartir los siguientes pasos:

1. Reconocer que la envidia es un pecado que afecta tu relación con Dios y con los demás.
2. Arrepentirte y pedir perdón a Dios por los momentos en los que has sentido envidia.
3. Orar para que Dios transforme tu corazón y te llene de amor, humildad y contentamiento.
4. Buscar la ayuda del Espíritu Santo para mantenerte alejado de las comparaciones y de la codicia.
5. Ser agradecido por lo que tienes y por lo que Dios ha hecho en tu vida.
6. Enfocarte en servir a los demás y en celebrar sus éxitos.

Recuerda que Dios es fiel y siempre está dispuesto a ayudarnos. Si ponemos nuestra confianza en Él y seguimos estos pasos, podemos superar la trampa de la envidia y vivir una vida de paz, amor y contentamiento.

Oremos:
Señor, quiero agradecerte por todo lo que has hecho en mi vida. Hoy te pido que me ayudes a vivir conforme a tu Palabra y a mantenerme alejado de la envidia. Te pido que transformes mi corazón y que me llenes de tu amor y humildad. Ayúdame a enfocarme en lo que verdaderamente importa: mi relación contigo y mi servicio a los demás. Que mi vida refleje tu amor y tu gracia. En el nombre de Jesús, amén.