La Trampa de la EnvidiaMuestra

La envidia es un pecado que nos separa de Dios y de los demás. Santiago nos advierte que la envidia y la ambición desmedida pueden llevarnos a la ruina. Esta nos roba la paz y la tranquilidad, haciéndonos enfocar en lo que nos falta en lugar de ver las bondades que Dios ha tenido a lo largo de nuestra vida. El enemigo busca, a través de nuestro entorno, mostrarnos todo lo que no tenemos, demeritando la gracia de Dios en nuestras vidas. Este sentimiento nos incita a compararnos con los demás y sentirnos insatisfechos; la envidia es un pecado que puede ser superado con la ayuda de Dios.

¡Reconoce este sentimiento, confía en Él y pide su ayuda para superarlo!

Dios nos muestra en su Palabra que con amor y humildad podemos evadir este sentir. Cuando amamos a los demás y nos enfocamos en servirles, la envidia desaparece.

Oración:
Señor, ayúdame a amar a los demás como tú me amas. Llena mi corazón de amor y humildad; ayúdame a superar todo sentimiento de envidia. Ayúdame a encontrar paz y contentamiento en ti. Enséñame a enfocarme en lo que tengo y no en lo que me falta. Sobre todo, ayúdame a examinar mi corazón y a reconocer y confesar que siento envidia. Líbrame de este pecado y lléname de tu amor y humildad. No permitas que mi mente y mi corazón se llenen de ambición y de la necesidad de poseer algo que pertenece a otro. Erradica de mi vida todo sentir de celos, contienda y todo sentimiento que no te agrada. Te lo pido de todo corazón. En el nombre de Jesús, amén.