4 Errores Comunes De Comunicación en El MatrimonioMuestra

El pasaje de hoy de Santiago 1 lo conozco bien, pero no siempre lo vivo como tal. ¿Has dicho alguna vez a tu cónyuge palabras que no coincidían con lo que realmente querías decir? ¿Has deseado poder retirar las palabras que oíste salir de tu boca?

El otro día mi esposa, Nancy, compartió algo que le había dicho una amiga suya. No conozco muy bien a esta amiga, pero según he observado, esta amiga de Nancy tiende a exagerar o a chismorrear. La amiga de Nancy le contó algo sobre un buen amigo mío.

Mientras Nancy me contaba la historia, sentí que me enfadaba. Primero, porque su amiga no conoce a mi amigo como yo. Segundo, lo que dijo no era cierto. Así que en mi cabeza pensaba: "No puedo creer nada de lo que diga la amiga de Nancy. Está cotilleando sobre mi amigo". Estaba dispuesto a apostarlo todo a que lo que había dicho era mentira.

Con toda mi sabiduría de consejero, esto es lo que le dije: "No puedo creer que te creas nada de lo que te diga esa supuesta amiga tuya. Eres más inteligente que eso".

Mientras las palabras salían de mi boca, intenté atraparlas antes de que llegaran a oídos de Nancy, pero era imposible. Ya lo había dicho. Sentí el peso de Proverbios 13:13: "Los que guardan sus labios preservan sus vidas". No sólo menosprecié a su amiga, sino también a mi esposa, y causé un punto de dolor entre nosotros.

Pero no era eso lo que quería comunicar. Lo que dije no era lo que realmente quería decir.

A menudo decimos las cosas de forma diferente a lo que realmente queremos decir. Por eso necesitamos crecer en esta práctica de ralentizarnos lo suficiente para decir lo que realmente queremos decir.

Santiago 1:19 dice que debemos "ser prontos para escuchar, lentos para hablar y lentos para enojarnos". La versión del Mensaje lo dice de esta manera: "Pongan esto en todas las intersecciones, queridos amigos: Lidera con tus oídos, sigue con tu lengua, y deja que la ira se rezague en la retaguardia".

¿Quieres empezar a decir lo que realmente quieres decir y que te entiendan bien con gracia y amor en tu matrimonio? ¿Estás listo para tener más paz en tu matrimonio?

Creo que la respuesta para mí y para ti es que cuando nuestro cónyuge nos dice algo con lo que no estamos de acuerdo, primero "guardemos nuestros labios"; no hablemos sin cuidado. Luego, ponemos Santiago 1:19 sobre la conversación. Sé rápido para escuchar, lento para hablar y lento para enfadarte. Cuando escuchas bien, hablas despacio y no te precipitas a enfadarte, dirás lo que realmente quieres decir.

El reto de hoy:

Tómate tu tiempo para escribir Santiago 1:19 y luego coloca la nota en algún lugar donde la veas todos los días.