Su Presencia y Compañía.

Comenzamos este viaje con los Hechos de los Apóstoles y el bautismo del Espíritu.

Nos muestra una amplia panorámica de lo que puede significar para nosotros el contar con la amistad y la incomparable compañia del Señor.

Somos espirituales porque el Señor mismo sopló su aliento en nuestra nariz y desde Pentecostés vive en nuestro interior. No podíamos iniciar de mejor manera, ¿verdad?

¡Yo estoy contigo, todos los días!

De mi colección de promesas en color verde, destaca la siguiente en Romanos como uno de mis favoritos, por lo que no dudé cuando Dios lo puso en mi corazón para colocártelo aquí.

Tener a Dios como amigo y compañero inseparable.

Incluso a pesar de todos nuestros miedos, que por cierto, tengo identificados 365 versículos diciendo "No tengas (o tengan) miedo" es decir, uno para cada día del año. ¿No es perfecto?

Cierro con Mateo, y mi palabra favorita ¡Siempre!

Que la paz, y la gracia de Dios esté contigo siempre, siempre, siempre.