Cómo Practicar Una Fe HumildeMuestra

El poder de servir

Dios creó a los seres humanos a su propia imagen. A cada uno de nosotros se le ha concedido un conjunto único de pasiones, dones y habilidades. Podemos sentirlo en lo más recóndito de nuestra alma.

También podemos sentir que debemos usar estos dones para algo importante. Anhelamos la grandeza: la capacidad de hacer el bien. Al igual que los superhéroes en las películas, estamos ansiosos por poner nuestros talentos en acción.

La tentación es utilizar este poder para obtener beneficios egoístas. Como le dice el tío Ben a Spiderman: «Un gran poder conlleva una gran responsabilidad». La única diferencia entre un supervillano y un superhéroe es hacia dónde dirigen sus poderes: para beneficiarse a sí mismos o para servir a los demás.

Los villanos de las películas utilizan sus poderes intelectuales, habilidades y dinero para construir dispositivos y planes que sirvan a sus propias ansias de poder. Intentan controlar y hacer que los demás les sirvan. Cuando sus superpoderes se utilizan de esta manera, podemos predecir que habrá dolor, destrucción y muerte.

Los héroes, por otra parte, ven su poder como una responsabilidad de servir a los demás. Los prepara para construir la comunidad, trayendo consigo el bien común, la esperanza y la vida. No importa cuán complicada se vuelva la situación, el deseo de su corazón de usar su poder para el bien los impulsa a desafiar cualquier problema.

A lo largo de la Biblia, vemos el llamado de Dios a la humanidad para servirnos unos a otros al dejar de lado todo orgullo o posición, para edificar, construir y sostener las vidas de quienes nos rodean. Durante su tiempo en la Tierra, Jesucristo hizo esto cuando avanzó hacia la cruz para completar la obra del Padre, a pesar de saber el fin que le esperaba.

La Iglesia es el cuerpo de Cristo, somos llamados a llevar las cargas unos de otros. El mensaje es claro: nuestros dones son para ayudar a los demás, no para exaltarnos a nosotros mismos.

Cuando servimos a los demás, debemos ser humildes y verlos como más importantes que nosotros mismos. Nuestras pasiones y habilidades únicas son vehículos de tremendo poder cuando las ponemos a disposición de Dios. Podemos ver su amor multiplicarse y convertirse en un camino que puede llevar a otros a Jesús. Dios nos ha dado la asombrosa responsabilidad de elegir cómo usar nuestros dones.

Señor, te doy gracias por los talentos, dones y habilidades que me has dado. Permíteme aprovechar la oportunidad de utilizarlos para el bien. Déjame ser un símbolo de tu grandeza y amor hacia los demás sirviéndoles.