Elevar - Subiendo los estándares de las conversaciones sobre la tensión políticaMuestra

En una de sus parábolas, Jesús presenta a un judío que había sido golpeado y abandonado a su suerte en el camino. Un sacerdote y un líder religioso ven al hombre, pero siguen de largo. Después llega un samaritano (o mejor dicho, un samaritano despreciado) que fue contra todas sus creencias para ayudar al judío. Los judíos consideraban a los samaritanos muy inferiores a ellos en la sociedad. Había odio generacional entre los dos grupos. Eso es lo que hace tan interesante el hecho de que Jesús elija destacar a un samaritano como el ejemplo que la gente debe seguir en este pasaje. Para Jesús, tu nacionalidad, herencia, código postal, riqueza o raza no te descalifican para servir a los demás. De hecho, en realidad son oportunidades para que sirvas a otras personas.

Puede que haya alguien fuera de tu círculo que necesite tu ayuda hoy. Así que busca a alguien que necesite una palabra amable, una mano amiga, o simplemente un amigo, y muéstrale misericordia al igual que hizo el samaritano.