Rey De CorazonesMuestra

El reinado de Israel se encontraba en un momento de esplendor cuando Salomón llegó al trono. David había alcanzado muchas victorias: unificación, gran ejército, extensión territorial, etc. De modo que el terreno estaba bien allanado para un reinado pacífico y exitoso, siempre que Salomón conservara todo lo que su padre había alcanzado. El momento de su proclamación como rey fue a manos de su padre David, alertado por Natán y Betsabé de los planes de su otro hijo, Adonías, quien preparaba un asalto al trono por la fuerza. De manera que David quiso coronar a Salomón antes de su muerte, y dejar atado lo que Dios había designado. Y así lo hizo, evitando rebeliones innecesarias, y aprovechando además, la oportunidad de aconsejar a su hijo en sus primeros días como rey.

Militarmente hablando, Salomón mantuvo la paz en Israel, así que no existen victorias ni fracasos, al menos hablando de batallas. Pero mantener la paz fue sin duda, una gran victoria para la nación, y también para su sabio rey. Esa paz se mantuvo gracias a tres medios: las alianzas matrimoniales y diplomáticas con las naciones vecinas, aumentando el ejército de David con carros de guerra situados estratégicamente, y edificando de nuevo ciudades fortificadas en las fronteras de Israel. Al igual que su padre, sus fracasos fueron personales, familiares y políticos. Pero lo que ensombreció su sabiduría fue, sobre todo, el egoísmo y materialismo generado en su corazón a causa de sus muchas riquezas, y de poner en ellas su corazón. Además, después de su reinado, Israel fue dividida, y nunca más volvió al esplendor de los días de David.

Salomón tuvo una infancia y juventud muy distinta a la de David y Saúl. Se crio en el palacio, protegido y acostumbrado a recibir todo lo que pedía. A causa de la poligamia de su padre David y la falta de este por gobernar su casa, Salomón fue testigo de los problemas familiares y las luchas de poder entre sus hermanos. Vivió la muerte de sus hermanos Amnón y Absalón, y posiblemente también de Quileab, y ejecutó a su otro hermano Adonías, quien aspiraba al trono. Siguiendo el ejemplo de su padre, Salomón tuvo muchas esposas. Sin embargo, los motivos de Salomón para desposarse eran puramente comerciales. Cada uno de esos matrimonios le proporcionaba a su reinado alianzas con naciones vecinas, e innumerables beneficios.

A pesar de las facilidades que Salomón tuvo para hacer la voluntad de Dios, rápidamente se desvió de ella, y la sabiduría que le había sido otorgada por el Señor, se desvaneció tras cada mala decisión. Salomón mudó su corazón, y cambió sus prioridades en busca de seguridad y estabilidad para sí mismo. A pesar de los consejos paternos, nunca estuvo a la altura del rey David. A menudo, nosotros, tratamos nuestra vida, posesiones y relaciones como Salomón, un simple acuerdo comercial. Qué peligroso es poner nuestra confianza en cualquier cosa que no sea Dios. Nuestros dioses tarde o temprano caen, y nosotros con ellos.