Seguir a Jesús te costará

La serie "Los elegidos" se ve fácilmente. Es bonito ver a Jesús en el camino con Sus discípulos. Experimentan todo tipo de cosas maravillosas y, por supuesto, nos gustaría ver que todos los milagros ocurren delante de nuestras narices.

Pero estar en el camino con Jesús cuesta algo. En este episodio, lo verás cuando uno de los discípulos se une a Jesús. ¿A qué renunciarías para seguir a Jesús?

En Marcos 10, nos encontramos con un joven rico. Es religioso y observa bien las normas imperantes. En los tiempos que corren, se podría decir: un verdadero cristiano ejemplar. Le pregunta a Jesús qué debe hacer para recibir la vida eterna (versículo 17).

En primer lugar, Jesús habla brevemente del cumplimiento de la ley, y el joven afirma que ya ha cumplido todo eso. Luego, está escrito muy breve pero tan bellamente: "Jesús le miró y le amó".

Entonces, le invita a seguirle, a convertirse en discípulo. Y en ese momento, el hombre se da la vuelta y se marcha triste y abatido. Estaba tan cerca; podría ser tan hermoso y, sin embargo, se marcha.

Lo que me llama la atención es que, aparentemente, hay una diferencia entre "seguir exactamente las normas correctas" y "seguir a Jesús". Ambas cosas no son lo mismo, y parece que seguir las normas es mucho más fácil que seguir a Jesús.

Marcos también nos dice por qué esto era así en el caso del joven, a saber, "tenía muchas posesiones". Antes de que te des cuenta, las cosas que tienes se interponen en el camino del seguimiento de Jesús.

Seguir a Jesús te costará.

En el resto de Marcos 10, Jesús menciona algunas de las cosas a las que quizá tengas que renunciar si decides seguir a Jesús. Jesús habla de hermanos o hermanas, padre o madre o mujer o hijos, casa o campo. Jesús habla de relaciones, posesiones; y, si repasas los distintos evangelios al respecto, encontrarás muchas más. El costo es real, y es bueno darse cuenta de ello.

Jesús concluye con una enorme promesa en el versículo 30. Hay una recompensa, hay un "salario". Jesús habla de resultados multiplicados por 100, un rendimiento por el que cualquier hombre (o mujer) de negocios apostaría, ¿verdad?

Y Jesús responde a la pregunta con la que empezó el joven rico: Sí, la vida eterna también es para los que siguen a Jesús.

Por eso, esta historia termina un poco "abierta", y podemos hacernos la pregunta: "¿Qué me puede costar seguir a Jesús?".

Reflexiona sobre las siguientes preguntas:

• ¿Te reconoces más en el joven religioso o en el seguidor de Jesús?
• ¿Cuál es la diferencia entre ambos?
• ¿Hay algo que se interponga en tu camino para seguir a Jesús?
• ¿Cuál sería tu respuesta a la invitación de Jesús en el versículo 21?

Ora: "Señor Jesús, gracias por tu respuesta sincera a la pregunta del joven. Viste su sinceridad, su esfuerzo, y le miraste con amor.

Jesús, Tú también me invitas a seguirte. Señor, ¿quieres mostrarme cuándo hay cosas que se interponen en mi camino? Y ¿me ayudarías a seguirte cada día? Me gustaría ser tu discípulo. Amén".