MV365: Daniel a MalaquíasMuestra
Oseas 1 – 4
Este libro nos muestra el pecado de un pueblo, su apostasía y el juicio que enfrentará por su desobediencia; pero también resalta el amor fiel e inquebrantable de Dios por el pueblo de Su pacto. La profecía de Oseas intentaba llamar al pueblo a volverse a su Dios.
Oseas es el nombre del autor y protagonista de este libro, su nombre significa «salvación», lo mismo que Josué y Jesús. En este libro los nombres cobran importancia, cada uno de ellos tiene un significado importante en el mensaje que Dios pide a Oseas dar a su pueblo (tip: cuando estés leyendo escribe en un lado el significado de cada nombre y tenlo en cuenta).
Oseas fue el profeta de Dios por lo menos durante 40 años en el siglo VIII, siendo para el reino del norte, lo que Jeremías era al reino del sur. Al igual que Jeremías, Oseas era un hombre de corazón quebrantado, pero mientras Jeremías fue llamado a permanecer sin casarse, Oseas fue llamado a contraer matrimonio con una mujer fornicaria. ¡Tremendo llamado para un hombre de Dios!
Recuerda ahora la importancia de la figura del matrimonio que encontramos en toda la palabra de Dios, el cual es mostrado como una figura establecida por Dios en la que entre muchas cosas más, Dios establece para reflejar esa relación de intimidad, fidelidad, amor y cuidado hacia Su pueblo.
La historia de Oseas y Gomer muestra un matrimonio donde hay adulterio, idolatría, traición, amor y humillación, condición semejante a la del pueblo de Israel ante Dios. Oseas ilustra cómo Dios sería fiel a Su pacto, perdonando las infidelidades de Su pueblo. Oseas podría haber mandado a apedrear a su esposa al descubrir su adulterio cumpliendo así la ley, sin embargo, no lo hizo, él respetó su pacto con Gomer: «Te desposaré conmigo en fidelidad, y tú conocerás al Señor». –Oseas 2:20. Así amó Dios a Israel e hizo pacto con ellos (Éxodo 19-21) siendo después afligido por su abandono e idolatría.
Gomer, ejemplifica a Israel, que, aun no siendo un pueblo perfecto, sino pecador, necio, y obstinado, es desposado para darle a conocer la fidelidad de su Señor al haber sido ellos escogidos como el pueblo de Su pacto.
La historia nos habla de los tres hijos del matrimonio, símbolos proféticos que cuentan la historia de la relación de Dios con Israel. Sus nombres: Jezreel, porque Dios castigaría la dinastía del rey Jehú para vengar los asesinatos que cometió en Jezreel y pondría fin a la independencia de Israel y acabaría con su poderío militar. Lo ruhama, una niña, cuyo nombre quiere decir «no amada» (que nunca conoció la compasión de su padre) porque Dios ya no le demostraría amor ni perdón al pueblo de Israel por sus infidelidades, y Lo ammi, que significa «no es mi pueblo» pues dijo Dios: «Israel no es mi pueblo y Yo no soy su Dios» esto por la infidelidad e idolatría de ellos.
Todo esto podría sonar desesperanzador, sin embargo, el Señor les hace saber que llegará el día en que Israel crecerá y volverán a ser llamados «hijos del Dios viviente» y reunirá a Judá e Israel y Dios los plantará de nuevo como Su pueblo, en Su tierra. Ellos volverán a ser Su pueblo y Él será su Dios, los conquistará como un novio a su novia (2:14) y les mostrará ese amor inagotable (2:19).
Así como Oseas fue enviado a humillarse e ir a comprar a su esposa de vuelta cuando había sido vendida como esclava, y aun después de entregarse a sus amantes, así Dios permitiría que Su pueblo estuviera sin rey, sin príncipe, sin sacerdotes y aun sin ídolos, desperdigados, pero después Él volvería a ser su Dios, e Israel se dedicaría a alabarle a Él y al descendiente de David, su rey (3:4).
Mira las promesas que Dios les da y que Él mismo cumplirá: los atraerá (2:14) hablará a su corazón para que se vuelvan a Él, Él les dará Sus viñas (2:15), es decir, los regresará a Su tierra y los restaurará a Su tiempo. Él hará que dejen a sus ídolos y no regresarán a ellos jamás (2:16-17). Él hará un nuevo pacto con ellos 2:18-20 y los llamará Su pueblo. ¡Cuánta seguridad nos puede dar el amor y la fidelidad de Dios para con su pueblo!
El Señor, mientras tanto, presentaría cargos contra Israel por su falta de bondad, su ignorancia, su infidelidad al pacto, robo, adulterio, violencia, su obstinación y sobre todo por su idolatría. Sin embargo, es claro que nunca dejaría de amarlos, nunca dejaría de ser Su Dios.
Con ese mismo amor Dios nos amó desde antes de la fundación del mundo a ti y a mí. A través de Cristo nos compró a gran precio, sufriendo la mayor humillación, la muerte en una cruz, dándonos redención en Cristo a pesar de ser infieles, idólatras, amadoras de nuestra propia voluntad y de nosotras mismas más que de Él. A pesar de ello, Él sigue amándonos con un amor compasivo e inagotable con el cual solo Él puede amar.
Esa es la verdad que hoy debe alentarnos. ¡Su amor es inagotable! Si lo fue cuando aún éramos esclavas de nuestros delitos y pecados, cuanto más ahora que somos Suyas, Su pueblo, Su novia, Su iglesia (Rom 8:5). Vivamos hoy recordando esta verdad y regocijándonos en Su amor.
Reflexiona un poco más:
Nuestro corazón, al igual que Israel, no anhela a Dios de la manera en que merece ser anhelado, revisa bien esta Historia mientras piensas cuántas veces has visto la fidelidad de Dios en tu vida a pesar de que tu primera respuesta no ha sido el amarle a Él primero.
Aun así, sin importar cuantas veces tú y yo hayamos fallado, Él permanece fiel, Él no rompe su pacto, Él quiere que nos volvamos a Él, que le amemos ¿y sabes?, lo podemos hacer, podemos amarle, porque Él nos amó primero.
Acerca de este Plan
¡Qué emoción iniciar este recorrido por la Biblia! Este plan es el ocho de los once planes para leer la Biblia junto con un devocional de Mujer Verdadera 365. Puedes leer o escuchar cada devocional.
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Nos gustaría agradecer a Aviva Nuestros Corazones por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.avivanuestroscorazones.com/podcast/mujer-verdadera-365/season/daniel-malaquias/