Nuestro Amigo El Espíritu SantoMuestra

NO ESTAMOS SOLOS

En cierta ocasión, tuve una experiencia con el Espíritu Santo que me cambió la perspectiva acerca de quién es él en mi vida.

Me acuerdo como si fuera hoy que era una tarde lluviosa de invierno, hace ya unos cuantos años atrás.

Estaba pasando por una temporada de prueba en mi vida ministerial.

Ese día fue particularmente duro, porque alguien que consideraba mi amiga me había fallado.

Yo me sentí tan triste y abrumada por la situación que salí de la oficina y me dispuse a ir por un café para despejarme. Una vez en el coche trate de llamar a gente cercana para comentarle como me sentía. Llame a mi esposo y a mi mamá, entre otros, sin hallar respuesta. Es como si de repente nadie de ellos tuviera señal en su teléfono.

Después de esto me quedé en silencio, cuando de la nada empiezo a oír la voz del Espíritu que me dijo: ¡Estoy aquí! Tú no estás sola, ¡puedes contar conmigo!

Empecé a sentir una convicción tan profunda de que él realmente estaba allá para amarme, abrazarme y consolarme.

¡Fue una experiencia maravillosa! Comencé a pedirle perdón por no haberme descargado con él desde un principio. A veces lo dejamos a él de último. Buscamos hablar primero con nuestros amigos y familiares antes de ir a su presencia y que él pueda sanar nuestro corazón.

No está mal hablar con nuestros seres queridos cuando lo necesitamos, pero creo que sí le ponemos a él primero y le abrimos nuestro corazón desde el principio; Él cambiaría totalmente nuestra perspectiva para que podamos contárselo a quien deseemos desde un corazón sano y restaurado.

Descubrí que él siempre está ahí para mí y que me ayuda en mi debilidad. Él se entristece cuando decimos que estamos solos, que no nos sentimos comprendidos. Porque ciertamente él sí nos comprende, está dispuesto a escucharnos y socorrernos cuando realmente se lo pedimos.

Él te ama, está contigo siempre, no estás solo. ¡Recuérdalo siempre!