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Cristo nuestro sustituto

DÍA 3 DE 5

La muerte de Cristo anula la sentencia de muerte de la humanidad

Jesús, el único Salvador de la humanidad, cargó con el pecado de todo el mundo. Puesto que el castigo por el pecado es la muerte (Ezequiel 18:20, Romanos 6:23), Él sabía que, al tomar sobre Sí nuestro pecado, estaba eligiendo morir como nuestro Sustituto. Cuando Jesús sacrificó su propia vida en la cruz, cargó con el castigo de todo el pecado de la humanidad. Gracias a Él, todos (hombres y mujeres, jóvenes y ancianos) podemos ser totalmente redimidos y liberados de la esclavitud del pecado y de la muerte. Ya no tenemos que vivir alejados de Dios, y podemos recibir la vida eterna. Jesús, que era inocente, tomó sobre Sí el pecado y las consecuencias que la humanidad merecía soportar. Jesús pagó nuestra deuda. Él es el único Redentor.

En su libro «El plan de amor de Dios», mi padre, el Dr. T. L. Osborn, escribió: «Si alguien inocente de pecado estuviera dispuesto a tomar el lugar de alguien culpable y asumir todo el castigo por su pecado, entonces el culpable sería libre y podría recuperar la amistad con Dios, como si nunca hubiera cometido pecado alguno. Ésta era la idea de Dios». La Biblia nos dice que «Jesús... padeció la muerte, para que, por la gracia de Dios, gustase la muerte por todos» (Hebreos 2:9).

La sustitución de Cristo es indispensable para nuestra salvación. Su sacrificio es la escena central del Gran Cuadro de Dios. Nuestros ojos se sienten atraídos por la pasión de Dios por las personas cuando su amor se muestra para que todos lo vean. Nuestras mentes se desconciertan cuando intentamos en vano comprender el drama de su cruz. Nuestros corazones se sienten atenazados por el horror de nuestra condición y por la identificación personal del Creador con nuestra sentencia de muerte.

Cristo fue nuestro Sustituto en la muerte. Cuando dio su vida en la cruz, no fue porque fuera culpable de ningún mal. Murió en nuestro lugar. Nosotros éramos culpables; Él era inocente (véase Isaías 53:4-5; Hebreos 4:14-16, 7:26). Su sangre se derramó para eliminar de nosotros toda evidencia de pecado y comprarnos (redimirnos) de la muerte. Mediante su resurrección, estableció un camino para restaurarnos a una nueva vida con Dios ahora y a la vida eterna en el más allá. Todo lo que tenemos que hacer es tener fe en Él (Juan 6:38-40; Romanos 6:5-7).

Gracias por haber cargado con mi pecado. Estoy aprendiendo que tú me has dado una vida nueva.

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Acerca de este Plan

Cristo nuestro sustituto

Habían pasado miles de años desde que se revelaron la primera y la segunda escena de la Gran Visión de Dios. El pecado, ¿había estropeado irreparablemente el sueño de Dios para la humanidad? ¿Se había dañado por completo? ¿Quién podría restaurar su esplendor y eliminar la mancha extendida por el lienzo? Solo Dios podía hacerlo. Descubre la tercera escena de su Gran Visión.

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Quisiéramos agradecer a la Dra. LaDonna C. Osborn y a Osborn Ministries International (OMI), en colaboración con El Centro Network, por habernos brindado este plan devocional. Osborn Ministries busca expresar y propagar el evangelio de Jesucristo a todas las personas del mundo. Para más información, visita:

https://osborn.org/ y http://www.elcentronetwork.com.