La podaMuestra

DÍA 1: La Poda

Existe la noción de que los cristianos somos un poco raros ya que estamos sonriendo gran parte del tiempo, que tenemos un corazón más alegre que el promedio de las personas. Pareciera que no tenemos problemas en nuestras vidas. Obviamente esta noción está muy lejos de la realidad. Como todo ser humano, los cristianos también pasamos por momentos malos, también pasamos por tribulación. La diferencia es que los que creemos en Jesús tenemos otra actitud para enfrentar la vida y sus pruebas. No podemos cambiar un diagnóstico de salud, pero sí podemos alterar nuestra forma de responder al mismo. No podemos controlar la economía o el mundo político, pero sí podemos decidir confiar en Dios y su provisión a pesar del pronóstico desalentador. Sabemos y estamos seguros de que Dios tiene el control total de nuestras vidas, sabemos que todas las cosas son para nuestro bien, sabemos que su voluntad es buena, agradable y perfecta y confiamos ciegamente que Dios nos pule a través de las pruebas; nos poda.

Investigando sobre lo que significa podar y cuáles son sus beneficios, me encontré con la siguiente información: “La poda consiste en eliminar una parte de un árbol, arbusto o planta. Podar ayuda a que los árboles crezcan fuertes y se vean bien cuidados. El fin de la poda es quitar las ramas dañadas de un árbol para facilitar su crecimiento. Normalmente se podan las ramas y las raíces, pero hay otras prácticas parecidas en hojas, flores y frutos. Una poda bien ejecutada trae muchos beneficios al árbol, tales como: mejorar su apariencia, mejorar la estructura y arquitectura de la copa, incrementar el paso de la luz y el aire a través de la copa, estimular la floración y fructificación, incrementar el valor del árbol y de sus productos, suprimir focos de infección de plagas, favorecer una cicatrización rápida y total al árbol (sanación), evitar al máximo la infección y la pudrición interna de los tejidos del árbol (protección), mejorar la producción tanto del fruto como la madera y, en definitiva, ayudar a desparasitar, desinfectar y eliminar las ramas deterioradas o muertas.”

Si relacionamos esta información con el versículo de Juan 15:1-2, hace sentido el tema de las pruebas que Dios nos pone.

“Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Toda rama que en mí no da fruto, la corta; pero toda rama que da fruto la poda para que dé más fruto todavía.”

Dios nos poda y lo hace a través de las pruebas, para estimular nuestro crecimiento espiritual. Nos limpia de cualquier infección y podredumbre adquirida en este mundo, hace que nuestras heridas espirituales y físicas sanen, mejora nuestra apariencia y nos hace dar más frutos. Mira la imagen de este plan. Muchas veces nos encadenamos a nuestros bienes, nos enamoramos de ellos y pasan a ser dioses para nosotros. Evitan que avancemos, que crezcamos y somos incapaces de deshacernos de ellos para seguir floreciendo y dar frutos. Pero llega nuestro Padre celestial, nos limpia y poda. Sí, claro que hay dolor en el proceso. Si nos quitan el celular cuando estamos “pegados”, nos duele. Cuando nos limpian una herida, nos duele, cuando nos llaman la atención, nos duele. Pero siempre estas podas traen beneficios. ¡Imagínate los beneficios que nos traen las podas de Dios! Limpieza, fortaleza, mejor apariencia interna y externa, crecimiento, frutos, luz, aire, paz. ¡Qué genial!

Aquí está la prueba para nosotros: hay que confiar que nuestro Padre tiene sabiduría infinita y un amor inagotable. Él sabe lo que hace y la acción que Él tome, sea la que sea, va cargada de amor y del mejor amor que pueda existir. Podemos pasar por el peor momento de nuestras vidas, podemos estar soportando un gran dolor físico, mental y/o espiritual, pero nuestra fe debe seguir intacta.

Preguntas para Reflexionar

• ¿Tienes conciencia cuando tu Padre está trabajando tu carácter?
• ¿Cómo reaccionas a esa poda?

Nos vemos en la próxima lectura. Que tengas un excelente y muy bendecido día.
Alfonso