Cultiva Tu EsenciaMuestra

Marca la Diferencia

Cultiva tu esencia: ¿Cómo hacerlo?

Cuando cultivas virtudes en tu vida, puedes marcar la diferencia y reflejar a Cristo Jesús en cada paso que das. En Proverbios 31:10-31, se destacan las virtudes de la mujer virtuosa, aquella que teme a Dios. Este capítulo nos invita a identificar y desarrollar esas cualidades que nos permiten brillar con luz propia, tal como Dios nos ha diseñado.

Las virtudes son cualidades estables de la persona, ya sean naturales o adquiridas. Existen virtudes intelectuales vinculadas a la inteligencia y virtudes morales relacionadas con el bien. Por ejemplo, una mujer que es sabia, prudente, empática y firme posee virtudes intelectuales. En cuanto a las virtudes morales, que también se conocen como virtudes cardinales, incluyen la justicia, la fortaleza, la templanza y la caridad. José y Ester son ejemplos bíblicos de personas que reflejaron estas virtudes, destacándose por su justicia, fortaleza, templanza, caridad, esperanza, humanidad, sabiduría y empatía.

Durante este devocional, trabajaremos en descubrir esas cualidades de la mujer virtuosa que se hicieron estables en ella para convertirse en sus virtudes más resaltantes. Estas virtudes no solo son deseadas por la sociedad, sino que también tienen consecuencias positivas tanto en el entorno como en la persona misma.

Proverbios 31:10 nos invita a hacer un autoexamen: "Mujer virtuosa, ¿Quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas." En medio de esta sociedad, es crucial marcar la diferencia realizando un autoexamen acerca de nuestras virtudes y defectos para comprender realmente quiénes somos y cómo somos. Más aun, debemos buscar incansablemente a esa mujer virtuosa que hay en nosotras con disciplina y motivación, sabiendo que la primera persona en estimarnos y valorarnos debe ser una misma.

Dios nos recuerda en Isaías 43:4: "Porque a mis ojos eres de gran estima, eres honorable y yo te amo." Este hermoso mensaje nos fortalece en nuestro camino hacia la virtud.

Como desafío, lee Santiago 3:13-18 y descubre de dónde provienen los defectos y cómo Dios nos invita a trabajar con ellos para marcar la diferencia.