Más que un carpinteroMuestra
¿Se pondrá de pie el verdadero Mesías por favor?
De todas las credenciales que Jesús tenía para respaldar sus afirmaciones de ser el Mesías y el Hijo de Dios, a menudo se pasa por alto una de las más profundas: cómo Su vida cumplió tantas profecías antiguas.
El Antiguo Testamento, escrito durante un período de mil años, contiene sesenta profecías mesiánicas principales y aproximadamente 270 ramificaciones que se cumplieron en una sola persona, Jesucristo. Usando la ciencia de la probabilidad, encontramos que las posibilidades de que solo cuarenta y ocho de estas profecías se cumplan en una persona son de solo 1 en 10157.
La probabilidad de que estas profecías y ramificaciones coincidan con un hombre se complica aún más por el hecho de que todas estas profecías se hicieron al menos cuatrocientos años antes de que apareciera. Algunos podrían sugerir que estas profecías fueron escritas después de la época de Cristo y fabricadas para coincidir con los acontecimientos de Su vida. ¿Es posible? No, porque la traducción griega del Antiguo Testamento hebreo se tradujo alrededor del 150 al 200 a.C. Esto significa que hay por lo menos una brecha de doscientos años entre el registro de las profecías y su cumplimiento en Cristo.
El linaje preciso de Jesús: de Noé a Sem (Génesis 9 y 10), de Abraham a Isaac (Génesis 12:1-3; 17:1-8; 17:19-21; 21:12; 22:15-18), de Jacob a Judá (Génesis 28:1-4; 35:10-12; Números 24:17), de Isaí a David (Isaías 11:1-5, NVI; 2 Samuel 7:12-16; Jeremías 23:5), cumple las profecías de Dios. Dios incluso definió el período de tiempo que apartaría a este hombre. Por ejemplo, Malaquías 3:1 y otros cuatro versículos del Antiguo Testamento requieren que el Mesías venga mientras el Templo de Jerusalén todavía está en pie (ver Salmos 118:26; Daniel 9:26; Zacarías 11:13; Hageo 2:7-9).*1 Esto es de gran importancia cuando nos damos cuenta de que el Templo fue destruido en el año 70 d.C. y no ha sido reconstruido desde entonces. Una profecía que data desde 1012 a.C. también predice que las manos y los pies de este hombre serán traspasados y que será crucificado (ver Salmos 22:6-18; Zacarías 12:10; Gálatas 3:13). Esta descripción de la forma de Su muerte fue escrita ochocientos años antes de que los romanos usaran la crucifixión como método de ejecución.
Estos son solo tres de los cientos de detalles que identifican a Jesús como el Hijo de Dios, el Mesías, el Salvador del mundo. Aproximadamente cuarenta hombres han afirmado ser el Mesías judío. Pero solo uno, Jesucristo, apeló a la profecía cumplida para corroborar Sus afirmaciones, y solo Sus credenciales respaldan esas afirmaciones.
1. Para una discusión más completa de la profecía de Daniel 9, ver Josh McDowell, The New Evidence That Demands a Verdict (Nashville: Nelson, 1999), 197–201. Título en español "Evidencia que demanda un veredicto".
De todas las credenciales que Jesús tenía para respaldar sus afirmaciones de ser el Mesías y el Hijo de Dios, a menudo se pasa por alto una de las más profundas: cómo Su vida cumplió tantas profecías antiguas.
El Antiguo Testamento, escrito durante un período de mil años, contiene sesenta profecías mesiánicas principales y aproximadamente 270 ramificaciones que se cumplieron en una sola persona, Jesucristo. Usando la ciencia de la probabilidad, encontramos que las posibilidades de que solo cuarenta y ocho de estas profecías se cumplan en una persona son de solo 1 en 10157.
La probabilidad de que estas profecías y ramificaciones coincidan con un hombre se complica aún más por el hecho de que todas estas profecías se hicieron al menos cuatrocientos años antes de que apareciera. Algunos podrían sugerir que estas profecías fueron escritas después de la época de Cristo y fabricadas para coincidir con los acontecimientos de Su vida. ¿Es posible? No, porque la traducción griega del Antiguo Testamento hebreo se tradujo alrededor del 150 al 200 a.C. Esto significa que hay por lo menos una brecha de doscientos años entre el registro de las profecías y su cumplimiento en Cristo.
El linaje preciso de Jesús: de Noé a Sem (Génesis 9 y 10), de Abraham a Isaac (Génesis 12:1-3; 17:1-8; 17:19-21; 21:12; 22:15-18), de Jacob a Judá (Génesis 28:1-4; 35:10-12; Números 24:17), de Isaí a David (Isaías 11:1-5, NVI; 2 Samuel 7:12-16; Jeremías 23:5), cumple las profecías de Dios. Dios incluso definió el período de tiempo que apartaría a este hombre. Por ejemplo, Malaquías 3:1 y otros cuatro versículos del Antiguo Testamento requieren que el Mesías venga mientras el Templo de Jerusalén todavía está en pie (ver Salmos 118:26; Daniel 9:26; Zacarías 11:13; Hageo 2:7-9).*1 Esto es de gran importancia cuando nos damos cuenta de que el Templo fue destruido en el año 70 d.C. y no ha sido reconstruido desde entonces. Una profecía que data desde 1012 a.C. también predice que las manos y los pies de este hombre serán traspasados y que será crucificado (ver Salmos 22:6-18; Zacarías 12:10; Gálatas 3:13). Esta descripción de la forma de Su muerte fue escrita ochocientos años antes de que los romanos usaran la crucifixión como método de ejecución.
Estos son solo tres de los cientos de detalles que identifican a Jesús como el Hijo de Dios, el Mesías, el Salvador del mundo. Aproximadamente cuarenta hombres han afirmado ser el Mesías judío. Pero solo uno, Jesucristo, apeló a la profecía cumplida para corroborar Sus afirmaciones, y solo Sus credenciales respaldan esas afirmaciones.
1. Para una discusión más completa de la profecía de Daniel 9, ver Josh McDowell, The New Evidence That Demands a Verdict (Nashville: Nelson, 1999), 197–201. Título en español "Evidencia que demanda un veredicto".
Escrituras
Acerca de este Plan
¿Es Jesús realmente el Señor que afirmó ser? En este devocional de dos semanas que invita a la reflexión, con ideas del clásico moderno Más que un carpintero, leerás argumentos clave a favor de la fe de un escéptico convertido en creyente. Josh McDowell se dispuso a refutar las afirmaciones de Jesucristo. Pero la evidencia que encontró sugirió exactamente lo contrario. Así que pesa los hechos. Experimenta el amor de Dios. Y luego mira lo que sucede.
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Nos gustaría agradecer a Josh McDowell, Sean McDowell y Tyndale House Publishers por proveer el contenido adaptado de Más que un carpintero. Para más información, visita: https://www.josh.org/