Sus Promesas Son Para Ti

¡Obedece O...!

Confía, Dios te guiará

Acompañar A Un Ser Querido En La Adicción

La Trampa de la Envidia

Creer Y Descansar Te Trae Sanidad

¿Cómo te llamas?

Plan Bíblico - Test

No ignores a la burra

LA UNIDAD  para una vida de intimidad con Dios

Biblia Reina Valera 1960

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 <div class="book bkJDG">
 <div class="chapter ch4" data-usfm="JDG.4">
 <div class="label">4</div><div class="s">D&#233;bora y Barac derrotan a S&#237;sara</div><div class="p"> 1Despu&#233;s de la muerte de Aod, los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehov&#225;. 2Y Jehov&#225; los vendi&#243; en mano de Jab&#237;n rey de Cana&#225;n, el cual rein&#243; en Hazor; y el capit&#225;n de su ej&#233;rcito se llamaba S&#237;sara, el cual habitaba en Haroset-goim. 3Entonces los hijos de Israel clamaron a Jehov&#225;, porque aquel ten&#237;a novecientos carros herrados, y hab&#237;a oprimido con crueldad a los hijos de Israel por veinte a&#241;os.</div><div class="p"> 4Gobernaba en aquel tiempo a Israel una mujer, D&#233;bora, profetisa, mujer de Lapidot; 5y acostumbraba sentarse bajo la palmera de D&#233;bora, entre Ram&#225; y Bet-el, en el monte de Efra&#237;n; y los hijos de Israel sub&#237;an a ella a juicio. 6Y ella envi&#243; a llamar a Barac hijo de Abinoam, de Cedes de Neftal&#237;, y le dijo: &#191;No te ha mandado Jehov&#225; Dios de Israel, diciendo: Ve, junta a tu gente en el monte de Tabor, y toma contigo diez mil hombres de la tribu de Neftal&#237; y de la tribu de Zabul&#243;n; 7y yo atraer&#233; hacia ti al arroyo de Cis&#243;n a S&#237;sara, capit&#225;n del ej&#233;rcito de Jab&#237;n, con sus carros y su ej&#233;rcito, y lo entregar&#233; en tus manos? 8Barac le respondi&#243;: Si t&#250; fueres conmigo, yo ir&#233;; pero si no fueres conmigo, no ir&#233;. 9Ella dijo: Ir&#233; contigo; mas no ser&#225; tuya la gloria de la jornada que emprendes, porque en mano de mujer vender&#225; Jehov&#225; a S&#237;sara. Y levant&#225;ndose D&#233;bora, fue con Barac a Cedes. 10Y junt&#243; Barac a Zabul&#243;n y a Neftal&#237; en Cedes, y subi&#243; con diez mil hombres a su mando; y D&#233;bora subi&#243; con &#233;l.</div><div class="p"> 11Y Heber ceneo, de los hijos de Hobab suegro de Mois&#233;s, se hab&#237;a apartado de los ceneos, y hab&#237;a plantado sus tiendas en el valle de Zaanaim, que est&#225; junto a Cedes.</div><div class="p"> 12Vinieron, pues, a S&#237;sara las nuevas de que Barac hijo de Abinoam hab&#237;a subido al monte de Tabor. 13Y reuni&#243; S&#237;sara todos sus carros, novecientos carros herrados, con todo el pueblo que con &#233;l estaba, desde Haroset-goim hasta el arroyo de Cis&#243;n. 14Entonces D&#233;bora dijo a Barac: Lev&#225;ntate, porque este es el d&#237;a en que Jehov&#225; ha entregado a S&#237;sara en tus manos. &#191;No ha salido Jehov&#225; delante de ti? Y Barac descendi&#243; del monte de Tabor, y diez mil hombres en pos de &#233;l. 15Y Jehov&#225; quebrant&#243; a S&#237;sara, a todos sus carros y a todo su ej&#233;rcito, a filo de espada delante de Barac; y S&#237;sara descendi&#243; del carro, y huy&#243; a pie. 16Mas Barac sigui&#243; los carros y el ej&#233;rcito hasta Haroset-goim, y todo el ej&#233;rcito de S&#237;sara cay&#243; a filo de espada, hasta no quedar ni uno.</div><div class="p"> 17Y S&#237;sara huy&#243; a pie a la tienda de Jael mujer de Heber ceneo; porque hab&#237;a paz entre Jab&#237;n rey de Hazor y la casa de Heber ceneo. 18Y saliendo Jael a recibir a S&#237;sara, le dijo: Ven, se&#241;or m&#237;o, ven a m&#237;, no tengas temor. Y &#233;l vino a ella a la tienda, y ella le cubri&#243; con una manta. 19Y &#233;l le dijo: Te ruego me des de beber un poco de agua, pues tengo sed. Y ella abri&#243; un odre de leche y le dio de beber, y le volvi&#243; a cubrir. 20Y &#233;l le dijo: Estate a la puerta de la tienda; y si alguien viniere, y te preguntare, diciendo: &#191;Hay aqu&#237; alguno? t&#250; responder&#225;s que no. 21Pero Jael mujer de Heber tom&#243; una estaca de la tienda, y poniendo un mazo en su mano, se le acerc&#243; calladamente y le meti&#243; la estaca por las sienes, y la enclav&#243; en la tierra, pues &#233;l estaba cargado de sue&#241;o y cansado; y as&#237; muri&#243;. 22Y siguiendo Barac a S&#237;sara, Jael sali&#243; a recibirlo, y le dijo: Ven, y te mostrar&#233; al var&#243;n que t&#250; buscas. Y &#233;l entr&#243; donde ella estaba, y he aqu&#237; S&#237;sara yac&#237;a muerto con la estaca por la sien.</div><div class="p"> 23As&#237; abati&#243; Dios aquel d&#237;a a Jab&#237;n, rey de Cana&#225;n, delante de los hijos de Israel. 24Y la mano de los hijos de Israel fue endureci&#233;ndose m&#225;s y m&#225;s contra Jab&#237;n rey de Cana&#225;n, hasta que lo destruyeron.</div>
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Texto bíblico Reina-Valera 1960® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Derechos renovados 1988, Sociedades Bíblicas Unidas.

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 <div class="book bkACT">
 <div class="chapter ch8" data-usfm="ACT.8">
 <div class="label">8</div><div class="s">Saulo persigue a la iglesia</div><div class="p"> 1Y Saulo consent&#237;a en su muerte. En aquel d&#237;a hubo una gran persecuci&#243;n contra la iglesia que estaba en Jerusal&#233;n; y todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria, salvo los ap&#243;stoles. 2Y hombres piadosos llevaron a enterrar a Esteban, e hicieron gran llanto sobre &#233;l. 3Y Saulo asolaba la iglesia, y entrando casa por casa, arrastraba a hombres y a mujeres, y los entregaba en la c&#225;rcel.#Hch. 22.4-5; 26.9-11.</div><div class="s">Predicaci&#243;n del evangelio en Samaria</div><div class="p"> 4Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio. 5Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo. 6Y la gente, un&#225;nime, escuchaba atentamente las cosas que dec&#237;a Felipe, oyendo y viendo las se&#241;ales que hac&#237;a. 7Porque de muchos que ten&#237;an esp&#237;ritus inmundos, sal&#237;an estos dando grandes voces; y muchos paral&#237;ticos y cojos eran sanados; 8as&#237; que hab&#237;a gran gozo en aquella ciudad.</div><div class="p"> 9Pero hab&#237;a un hombre llamado Sim&#243;n, que antes ejerc&#237;a la magia en aquella ciudad, y hab&#237;a enga&#241;ado a la gente de Samaria, haci&#233;ndose pasar por alg&#250;n grande. 10A este o&#237;an atentamente todos, desde el m&#225;s peque&#241;o hasta el m&#225;s grande, diciendo: Este es el gran poder de Dios. 11Y le estaban atentos, porque con sus artes m&#225;gicas les hab&#237;a enga&#241;ado mucho tiempo. 12Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres. 13Tambi&#233;n crey&#243; Sim&#243;n mismo, y habi&#233;ndose bautizado, estaba siempre con Felipe; y viendo las se&#241;ales y grandes milagros que se hac&#237;an, estaba at&#243;nito.</div><div class="p"> 14Cuando los ap&#243;stoles que estaban en Jerusal&#233;n oyeron que Samaria hab&#237;a recibido la palabra de Dios, enviaron all&#225; a Pedro y a Juan; 15los cuales, habiendo venido, oraron por ellos para que recibiesen el Esp&#237;ritu Santo; 16porque a&#250;n no hab&#237;a descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente hab&#237;an sido bautizados en el nombre de Jes&#250;s. 17Entonces les impon&#237;an las manos, y recib&#237;an el Esp&#237;ritu Santo. 18Cuando vio Sim&#243;n que por la imposici&#243;n de las manos de los ap&#243;stoles se daba el Esp&#237;ritu Santo, les ofreci&#243; dinero, 19diciendo: Dadme tambi&#233;n a m&#237; este poder, para que cualquiera a quien yo impusiere las manos reciba el Esp&#237;ritu Santo. 20Entonces Pedro le dijo: Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se obtiene con dinero. 21No tienes t&#250; parte ni suerte en este asunto, porque tu coraz&#243;n no es recto delante de Dios.#Sal. 78.37. 22Arrepi&#233;ntete, pues, de esta tu maldad, y ruega a Dios, si quiz&#225; te sea perdonado el pensamiento de tu coraz&#243;n; 23porque en hiel de amargura y en prisi&#243;n de maldad veo que est&#225;s. 24Respondiendo entonces Sim&#243;n, dijo: Rogad vosotros por m&#237; al Se&#241;or, para que nada de esto que hab&#233;is dicho venga sobre m&#237;.</div><div class="p"> 25Y ellos, habiendo testificado y hablado la palabra de Dios, se volvieron a Jerusal&#233;n, y en muchas poblaciones de los samaritanos anunciaron el evangelio.</div><div class="s">Felipe y el et&#237;ope</div><div class="p"> 26Un &#225;ngel del Se&#241;or habl&#243; a Felipe, diciendo: Lev&#225;ntate y ve hacia el sur, por el camino que desciende de Jerusal&#233;n a Gaza, el cual es desierto. 27Entonces &#233;l se levant&#243; y fue. Y sucedi&#243; que un et&#237;ope, eunuco, funcionario de Candace reina de los et&#237;opes, el cual estaba sobre todos sus tesoros, y hab&#237;a venido a Jerusal&#233;n para adorar, 28volv&#237;a sentado en su carro, y leyendo al profeta Isa&#237;as. 29Y el Esp&#237;ritu dijo a Felipe: Ac&#233;rcate y j&#250;ntate a ese carro. 30Acudiendo Felipe, le oy&#243; que le&#237;a al profeta Isa&#237;as, y dijo: Pero &#191;entiendes lo que lees? 31&#201;l dijo: &#191;Y c&#243;mo podr&#233;, si alguno no me ense&#241;are? Y rog&#243; a Felipe que subiese y se sentara con &#233;l. 32El pasaje de la Escritura que le&#237;a era este:</div><div class="q">Como oveja a la muerte fue llevado;</div><div class="q">Y como cordero mudo delante del que lo trasquila,</div><div class="q">As&#237; no abri&#243; su boca.</div><div class="q"> 33En su humillaci&#243;n no se le hizo justicia;</div><div class="q">Mas su generaci&#243;n, &#191;qui&#233;n la contar&#225;?</div><div class="q">Porque fue quitada de la tierra su vida.#Is. 53.7-8.</div><div class="m"> 34Respondiendo el eunuco, dijo a Felipe: Te ruego que me digas: &#191;de qui&#233;n dice el profeta esto; de s&#237; mismo, o de alg&#250;n otro? 35Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunci&#243; el evangelio de Jes&#250;s. 36Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aqu&#237; hay agua; &#191;qu&#233; impide que yo sea bautizado? 37Felipe dijo: Si crees de todo coraz&#243;n, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. 38Y mand&#243; parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautiz&#243;. 39Cuando subieron del agua, el Esp&#237;ritu del Se&#241;or arrebat&#243; a Felipe; y el eunuco no le vio m&#225;s, y sigui&#243; gozoso su camino. 40Pero Felipe se encontr&#243; en Azoto; y pasando, anunciaba el evangelio en todas las ciudades, hasta que lleg&#243; a Cesarea.</div>
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<div class="version vid149 iso6393spa" data-vid="149" data-iso6393="spa">
 <div class="book bkJER">
 <div class="chapter ch17" data-usfm="JER.17">
 <div class="label">17</div><div class="s">El pecado escrito en el coraz&#243;n de Jud&#225;</div><div class="p"> 1El pecado de Jud&#225; escrito est&#225; con cincel de hierro y con punta de diamante; esculpido est&#225; en la tabla de su coraz&#243;n, y en los cuernos de sus altares, 2mientras sus hijos se acuerdan de sus altares y de sus im&#225;genes de Asera, que est&#225;n junto a los &#225;rboles frondosos y en los collados altos, 3sobre las monta&#241;as y sobre el campo. Todos tus tesoros entregar&#233; al pillaje por el pecado de tus lugares altos en todo tu territorio. 4Y perder&#225;s la heredad que yo te di, y te har&#233; servir a tus enemigos en tierra que no conociste; porque fuego hab&#233;is encendido en mi furor, que para siempre arder&#225;.</div><div class="p"> 5As&#237; ha dicho Jehov&#225;: Maldito el var&#243;n que conf&#237;a en el hombre, y pone carne por su brazo, y su coraz&#243;n se aparta de Jehov&#225;. 6Ser&#225; como la retama en el desierto, y no ver&#225; cuando viene el bien, sino que morar&#225; en los sequedales en el desierto, en tierra despoblada y deshabitada.</div><div class="p"> 7Bendito el var&#243;n que conf&#237;a en Jehov&#225;, y cuya confianza es Jehov&#225;. 8Porque ser&#225; como el &#225;rbol plantado junto a las aguas,#Sal. 1.3. que junto a la corriente echar&#225; sus ra&#237;ces, y no ver&#225; cuando viene el calor, sino que su hoja estar&#225; verde; y en el a&#241;o de sequ&#237;a no se fatigar&#225;, ni dejar&#225; de dar fruto.</div><div class="p"> 9Enga&#241;oso es el coraz&#243;n m&#225;s que todas las cosas, y perverso; &#191;qui&#233;n lo conocer&#225;? 10Yo Jehov&#225;, que escudri&#241;o la mente, que pruebo el coraz&#243;n,#Ap. 2.23. para dar a cada uno seg&#250;n su camino,#Sal. 62.12. seg&#250;n el fruto de sus obras.</div><div class="p"> 11Como la perdiz que cubre lo que no puso, es el que injustamente amontona riquezas; en la mitad de sus d&#237;as las dejar&#225;, y en su postrimer&#237;a ser&#225; insensato.</div><div class="p"> 12Trono de gloria, excelso desde el principio, es el lugar de nuestro santuario. 13&#161;Oh Jehov&#225;, esperanza de Israel!, todos los que te dejan ser&#225;n avergonzados; y los que se apartan de m&#237; ser&#225;n escritos en el polvo, porque dejaron a Jehov&#225;, manantial de aguas vivas.</div><div class="p"> 14S&#225;name, oh Jehov&#225;, y ser&#233; sano; s&#225;lvame, y ser&#233; salvo; porque t&#250; eres mi alabanza. 15He aqu&#237; que ellos me dicen: &#191;D&#243;nde est&#225; la palabra de Jehov&#225;? &#161;Que se cumpla ahora! 16Mas yo no he ido en pos de ti para incitarte a su castigo, ni dese&#233; d&#237;a de calamidad, t&#250; lo sabes. Lo que de mi boca ha salido, fue en tu presencia. 17No me seas t&#250; por espanto, pues mi refugio eres t&#250; en el d&#237;a malo. 18Averg&#252;&#233;ncense los que me persiguen, y no me averg&#252;ence yo; as&#243;mbrense ellos, y yo no me asombre; trae sobre ellos d&#237;a malo, y quebr&#225;ntalos con doble quebrantamiento.</div><div class="s">Observancia del d&#237;a de reposo</div><div class="p"> 19As&#237; me ha dicho Jehov&#225;: Ve y ponte a la puerta de los hijos del pueblo, por la cual entran y salen los reyes de Jud&#225;, y ponte en todas las puertas de Jerusal&#233;n, 20y diles: O&#237;d la palabra de Jehov&#225;, reyes de Jud&#225;, y todo Jud&#225; y todos los moradores de Jerusal&#233;n que entr&#225;is por estas puertas. 21As&#237; ha dicho Jehov&#225;: Guardaos por vuestra vida de llevar carga en el d&#237;a de reposo,#17.21 Aqu&#237; equivale a s&#225;bado. y de meterla por las puertas de Jerusal&#233;n.#Neh. 13.15-22. 22Ni saqu&#233;is carga de vuestras casas en el d&#237;a de reposo,#17.22 Aqu&#237; equivale a s&#225;bado. ni hag&#225;is trabajo alguno, sino santificad el d&#237;a de reposo,#17.22 Aqu&#237; equivale a s&#225;bado. como mand&#233; a vuestros padres.#Ex. 20.8-10; Dt. 5.12-14. 23Pero ellos no oyeron, ni inclinaron su o&#237;do, sino endurecieron su cerviz para no o&#237;r, ni recibir correcci&#243;n.</div><div class="p"> 24No obstante, si vosotros me obedeciereis, dice Jehov&#225;, no metiendo carga por las puertas de esta ciudad en el d&#237;a de reposo,#17.24 Aqu&#237; equivale a s&#225;bado. sino que santificareis el d&#237;a de reposo,#17.24 Aqu&#237; equivale a s&#225;bado. no haciendo en &#233;l ning&#250;n trabajo, 25entrar&#225;n por las puertas de esta ciudad, en carros y en caballos, los reyes y los pr&#237;ncipes que se sientan sobre el trono de David, ellos y sus pr&#237;ncipes, los varones de Jud&#225; y los moradores de Jerusal&#233;n; y esta ciudad ser&#225; habitada para siempre. 26Y vendr&#225;n de las ciudades de Jud&#225;, de los alrededores de Jerusal&#233;n, de tierra de Benjam&#237;n, de la Sefela, de los montes y del Neguev, trayendo holocausto y sacrificio, y ofrenda e incienso, y trayendo sacrificio de alabanza a la casa de Jehov&#225;. 27Pero si no me oyereis para santificar el d&#237;a de reposo,#17.27 Aqu&#237; equivale a s&#225;bado. y para no traer carga ni meterla por las puertas de Jerusal&#233;n en d&#237;a de reposo,#17.27 Aqu&#237; equivale a s&#225;bado. yo har&#233; descender fuego en sus puertas, y consumir&#225; los palacios de Jerusal&#233;n, y no se apagar&#225;.</div>
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<div class="version vid149 iso6393spa" data-vid="149" data-iso6393="spa">
 <div class="book bkMRK">
 <div class="chapter ch3" data-usfm="MRK.3">
 <div class="label">3</div><div class="s">El hombre de la mano seca</div><div class="r">(Mt. 12.9-14; Lc. 6.6-11)</div><div class="p"> 1Otra vez entr&#243; Jes&#250;s en la sinagoga; y hab&#237;a all&#237; un hombre que ten&#237;a seca una mano. 2Y le acechaban para ver si en el d&#237;a de reposo#3.2 Aqu&#237; equivale a s&#225;bado. le sanar&#237;a, a fin de poder acusarle. 3Entonces dijo al hombre que ten&#237;a la mano seca: Lev&#225;ntate y ponte en medio. 4Y les dijo: &#191;Es l&#237;cito en los d&#237;as de reposo#3.4 Aqu&#237; equivale a s&#225;bado. hacer bien, o hacer mal; salvar la vida, o quitarla? Pero ellos callaban. 5Entonces, mir&#225;ndolos alrededor con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y &#233;l la extendi&#243;, y la mano le fue restaurada sana. 6Y salidos los fariseos, tomaron consejo con los herodianos contra &#233;l para destruirle.</div><div class="s">La multitud a la orilla del mar</div><div class="p"> 7Mas Jes&#250;s se retir&#243; al mar con sus disc&#237;pulos, y le sigui&#243; gran multitud de Galilea. Y de Judea, 8de Jerusal&#233;n, de Idumea, del otro lado del Jord&#225;n, y de los alrededores de Tiro y de Sid&#243;n, oyendo cu&#225;n grandes cosas hac&#237;a, grandes multitudes vinieron a &#233;l. 9Y dijo a sus disc&#237;pulos que le tuviesen siempre lista la barca, a causa del gent&#237;o, para que no le oprimiesen. 10Porque hab&#237;a sanado a muchos; de manera que por tocarle, cuantos ten&#237;an plagas ca&#237;an sobre &#233;l.#Mr. 4.1; Lc. 5.1-3. 11Y los esp&#237;ritus inmundos, al verle, se postraban delante de &#233;l, y daban voces, diciendo: T&#250; eres el Hijo de Dios. 12Mas &#233;l les reprend&#237;a mucho para que no le descubriesen.</div><div class="s">Elecci&#243;n de los doce ap&#243;stoles</div><div class="r">(Mt. 10.1-4; Lc. 6.12-16)</div><div class="p"> 13Despu&#233;s subi&#243; al monte, y llam&#243; a s&#237; a los que &#233;l quiso; y vinieron a &#233;l. 14Y estableci&#243; a doce, para que estuviesen con &#233;l, y para enviarlos a predicar, 15y que tuviesen autoridad para sanar enfermedades y para echar fuera demonios: 16a Sim&#243;n, a quien puso por sobrenombre Pedro; 17a Jacobo hijo de Zebedeo, y a Juan hermano de Jacobo, a quienes apellid&#243; Boanerges, esto es, Hijos del trueno; 18a Andr&#233;s, Felipe, Bartolom&#233;, Mateo, Tom&#225;s, Jacobo hijo de Alfeo, Tadeo, Sim&#243;n el cananista, 19y Judas Iscariote, el que le entreg&#243;. Y vinieron a casa.</div><div class="s">La blasfemia contra el Esp&#237;ritu Santo</div><div class="r">(Mt. 12.22-32; Lc. 11.14-23)</div><div class="p"> 20Y se agolp&#243; de nuevo la gente, de modo que ellos ni aun pod&#237;an comer pan. 21Cuando lo oyeron los suyos, vinieron para prenderle; porque dec&#237;an: Est&#225; fuera de s&#237;. 22Pero los escribas que hab&#237;an venido de Jerusal&#233;n dec&#237;an que ten&#237;a a Beelzeb&#250;, y que por el pr&#237;ncipe de los demonios echaba fuera los demonios.#Mt. 9.34; 10.25. 23Y habi&#233;ndolos llamado, les dec&#237;a en par&#225;bolas: &#191;C&#243;mo puede Satan&#225;s echar fuera a Satan&#225;s? 24Si un reino est&#225; dividido contra s&#237; mismo, tal reino no puede permanecer. 25Y si una casa est&#225; dividida contra s&#237; misma, tal casa no puede permanecer. 26Y si Satan&#225;s se levanta contra s&#237; mismo, y se divide, no puede permanecer, sino que ha llegado su fin. 27Ninguno puede entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear sus bienes, si antes no le ata, y entonces podr&#225; saquear su casa.</div><div class="p"> 28De cierto os digo que todos los pecados ser&#225;n perdonados a los hijos de los hombres, y las blasfemias cualesquiera que sean; 29pero cualquiera que blasfeme contra el Esp&#237;ritu Santo, no tiene jam&#225;s perd&#243;n,#Lc. 12.10. sino que es reo de juicio eterno. 30Porque ellos hab&#237;an dicho: Tiene esp&#237;ritu inmundo.</div><div class="s">La madre y los hermanos de Jes&#250;s</div><div class="r">(Mt. 12.46-50; Lc. 8.19-21)</div><div class="p"> 31Vienen despu&#233;s sus hermanos y su madre, y qued&#225;ndose afuera, enviaron a llamarle. 32Y la gente que estaba sentada alrededor de &#233;l le dijo: Tu madre y tus hermanos est&#225;n afuera, y te buscan. 33&#201;l les respondi&#243; diciendo: &#191;Qui&#233;n es mi madre y mis hermanos? 34Y mirando a los que estaban sentados alrededor de &#233;l, dijo: He aqu&#237; mi madre y mis hermanos. 35Porque todo aquel que hace la voluntad de Dios, ese es mi hermano, y mi hermana, y mi madre.</div>
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