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Biblia Reina Valera 1960

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 <div class="book bkJDG">
 <div class="chapter ch6" data-usfm="JDG.6">
 <div class="label">6</div><div class="s">Llamamiento de Gede&#243;n</div><div class="p"> 1Los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de Jehov&#225;; y Jehov&#225; los entreg&#243; en mano de Madi&#225;n por siete a&#241;os. 2Y la mano de Madi&#225;n prevaleci&#243; contra Israel. Y los hijos de Israel, por causa de los madianitas, se hicieron cuevas en los montes, y cavernas, y lugares fortificados. 3Pues suced&#237;a que cuando Israel hab&#237;a sembrado, sub&#237;an los madianitas y amalecitas y los hijos del oriente contra ellos; sub&#237;an y los atacaban. 4Y acampando contra ellos destru&#237;an los frutos de la tierra, hasta llegar a Gaza; y no dejaban qu&#233; comer en Israel, ni ovejas, ni bueyes, ni asnos. 5Porque sub&#237;an ellos y sus ganados, y ven&#237;an con sus tiendas en grande multitud como langostas; ellos y sus camellos eran innumerables; as&#237; ven&#237;an a la tierra para devastarla. 6De este modo empobrec&#237;a Israel en gran manera por causa de Madi&#225;n; y los hijos de Israel clamaron a Jehov&#225;.</div><div class="p"> 7Y cuando los hijos de Israel clamaron a Jehov&#225;, a causa de los madianitas, 8Jehov&#225; envi&#243; a los hijos de Israel un var&#243;n profeta, el cual les dijo: As&#237; ha dicho Jehov&#225; Dios de Israel: Yo os hice salir de Egipto, y os saqu&#233; de la casa de servidumbre. 9Os libr&#233; de mano de los egipcios, y de mano de todos los que os afligieron, a los cuales ech&#233; de delante de vosotros, y os di su tierra; 10y os dije: Yo soy Jehov&#225; vuestro Dios; no tem&#225;is a los dioses de los amorreos, en cuya tierra habit&#225;is; pero no hab&#233;is obedecido a mi voz.</div><div class="p"> 11Y vino el &#225;ngel de Jehov&#225;, y se sent&#243; debajo de la encina que est&#225; en Ofra, la cual era de Jo&#225;s abiezerita; y su hijo Gede&#243;n estaba sacudiendo el trigo en el lagar, para esconderlo de los madianitas. 12Y el &#225;ngel de Jehov&#225; se le apareci&#243;, y le dijo: Jehov&#225; est&#225; contigo, var&#243;n esforzado y valiente. 13Y Gede&#243;n le respondi&#243;: Ah, se&#241;or m&#237;o, si Jehov&#225; est&#225; con nosotros, &#191;por qu&#233; nos ha sobrevenido todo esto? &#191;Y d&#243;nde est&#225;n todas sus maravillas, que nuestros padres nos han contado, diciendo: No nos sac&#243; Jehov&#225; de Egipto? Y ahora Jehov&#225; nos ha desamparado, y nos ha entregado en mano de los madianitas. 14Y mir&#225;ndole Jehov&#225;, le dijo: Ve con esta tu fuerza, y salvar&#225;s a Israel de la mano de los madianitas. &#191;No te env&#237;o yo? 15Entonces le respondi&#243;: Ah, se&#241;or m&#237;o, &#191;con qu&#233; salvar&#233; yo a Israel? He aqu&#237; que mi familia es pobre en Manas&#233;s, y yo el menor en la casa de mi padre. 16Jehov&#225; le dijo: Ciertamente yo estar&#233; contigo, y derrotar&#225;s a los madianitas como a un solo hombre. 17Y &#233;l respondi&#243;: Yo te ruego que si he hallado gracia delante de ti, me des se&#241;al de que t&#250; has hablado conmigo. 18Te ruego que no te vayas de aqu&#237; hasta que vuelva a ti, y saque mi ofrenda y la ponga delante de ti. Y &#233;l respondi&#243;: Yo esperar&#233; hasta que vuelvas.</div><div class="p"> 19Y entrando Gede&#243;n, prepar&#243; un cabrito, y panes sin levadura de un efa de harina; y puso la carne en un canastillo, y el caldo en una olla, y sac&#225;ndolo se lo present&#243; debajo de aquella encina. 20Entonces el &#225;ngel de Dios le dijo: Toma la carne y los panes sin levadura, y ponlos sobre esta pe&#241;a, y vierte el caldo. Y &#233;l lo hizo as&#237;. 21Y extendiendo el &#225;ngel de Jehov&#225; el b&#225;culo que ten&#237;a en su mano, toc&#243; con la punta la carne y los panes sin levadura; y subi&#243; fuego de la pe&#241;a, el cual consumi&#243; la carne y los panes sin levadura. Y el &#225;ngel de Jehov&#225; desapareci&#243; de su vista. 22Viendo entonces Gede&#243;n que era el &#225;ngel de Jehov&#225;, dijo: Ah, Se&#241;or Jehov&#225;, que he visto al &#225;ngel de Jehov&#225; cara a cara. 23Pero Jehov&#225; le dijo: Paz a ti; no tengas temor, no morir&#225;s. 24Y edific&#243; all&#237; Gede&#243;n altar a Jehov&#225;, y lo llam&#243; Jehov&#225;-salom;#6.24 Esto es, Jehov&#225; es paz. el cual permanece hasta hoy en Ofra de los abiezeritas.</div><div class="p"> 25Aconteci&#243; que la misma noche le dijo Jehov&#225;: Toma un toro del hato de tu padre, el segundo toro de siete a&#241;os, y derriba el altar de Baal que tu padre tiene, y corta tambi&#233;n la imagen de Asera que est&#225; junto a &#233;l; 26y edifica altar a Jehov&#225; tu Dios en la cumbre de este pe&#241;asco en lugar conveniente; y tomando el segundo toro, sacrif&#237;calo en holocausto con la madera de la imagen de Asera que habr&#225;s cortado. 27Entonces Gede&#243;n tom&#243; diez hombres de sus siervos, e hizo como Jehov&#225; le dijo. Mas temiendo hacerlo de d&#237;a, por la familia de su padre y por los hombres de la ciudad, lo hizo de noche.</div><div class="p"> 28Por la ma&#241;ana, cuando los de la ciudad se levantaron, he aqu&#237; que el altar de Baal estaba derribado, y cortada la imagen de Asera que estaba junto a &#233;l, y el segundo toro hab&#237;a sido ofrecido en holocausto sobre el altar edificado. 29Y se dijeron unos a otros: &#191;Qui&#233;n ha hecho esto? Y buscando e inquiriendo, les dijeron: Gede&#243;n hijo de Jo&#225;s lo ha hecho. Entonces los hombres de la ciudad dijeron a Jo&#225;s: 30Saca a tu hijo para que muera, porque ha derribado el altar de Baal y ha cortado la imagen de Asera que estaba junto a &#233;l. 31Y Jo&#225;s respondi&#243; a todos los que estaban junto a &#233;l: &#191;Contender&#233;is vosotros por Baal? &#191;Defender&#233;is su causa? Cualquiera que contienda por &#233;l, que muera esta ma&#241;ana. Si es un dios, contienda por s&#237; mismo con el que derrib&#243; su altar. 32Aquel d&#237;a Gede&#243;n fue llamado Jerobaal, esto es: Contienda Baal contra &#233;l, por cuanto derrib&#243; su altar.</div><div class="p"> 33Pero todos los madianitas y amalecitas y los del oriente se juntaron a una, y pasando acamparon en el valle de Jezreel. 34Entonces el Esp&#237;ritu de Jehov&#225; vino sobre Gede&#243;n, y cuando este toc&#243; el cuerno, los abiezeritas se reunieron con &#233;l. 35Y envi&#243; mensajeros por todo Manas&#233;s, y ellos tambi&#233;n se juntaron con &#233;l; asimismo envi&#243; mensajeros a Aser, a Zabul&#243;n y a Neftal&#237;, los cuales salieron a encontrarles.</div><div class="p"> 36Y Gede&#243;n dijo a Dios: Si has de salvar a Israel por mi mano, como has dicho, 37he aqu&#237; que yo pondr&#233; un vell&#243;n de lana en la era; y si el roc&#237;o estuviere en el vell&#243;n solamente, quedando seca toda la otra tierra, entonces entender&#233; que salvar&#225;s a Israel por mi mano, como lo has dicho. 38Y aconteci&#243; as&#237;, pues cuando se levant&#243; de ma&#241;ana, exprimi&#243; el vell&#243;n y sac&#243; de &#233;l el roc&#237;o, un taz&#243;n lleno de agua. 39Mas Gede&#243;n dijo a Dios: No se encienda tu ira contra m&#237;, si a&#250;n hablare esta vez; solamente probar&#233; ahora otra vez con el vell&#243;n. Te ruego que solamente el vell&#243;n quede seco, y el roc&#237;o sobre la tierra. 40Y aquella noche lo hizo Dios as&#237;; solo el vell&#243;n qued&#243; seco, y en toda la tierra hubo roc&#237;o.</div>
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Texto bíblico Reina-Valera 1960® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Derechos renovados 1988, Sociedades Bíblicas Unidas.

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 <div class="book bkACT">
 <div class="chapter ch10" data-usfm="ACT.10">
 <div class="label">10</div><div class="s">Pedro y Cornelio</div><div class="p"> 1Hab&#237;a en Cesarea un hombre llamado Cornelio, centuri&#243;n de la compa&#241;&#237;a llamada la Italiana, 2piadoso y temeroso de Dios con toda su casa, y que hac&#237;a muchas limosnas al pueblo, y oraba a Dios siempre. 3Este vio claramente en una visi&#243;n, como a la hora novena del d&#237;a, que un &#225;ngel de Dios entraba donde &#233;l estaba, y le dec&#237;a: Cornelio. 4&#201;l, mir&#225;ndole fijamente, y atemorizado, dijo: &#191;Qu&#233; es, Se&#241;or? Y le dijo: Tus oraciones y tus limosnas han subido para memoria delante de Dios. 5Env&#237;a, pues, ahora hombres a Jope, y haz venir a Sim&#243;n, el que tiene por sobrenombre Pedro. 6Este posa en casa de cierto Sim&#243;n curtidor, que tiene su casa junto al mar; &#233;l te dir&#225; lo que es necesario que hagas. 7Ido el &#225;ngel que hablaba con Cornelio, este llam&#243; a dos de sus criados, y a un devoto soldado de los que le asist&#237;an; 8a los cuales envi&#243; a Jope, despu&#233;s de haberles contado todo.</div><div class="p"> 9Al d&#237;a siguiente, mientras ellos iban por el camino y se acercaban a la ciudad, Pedro subi&#243; a la azotea para orar, cerca de la hora sexta. 10Y tuvo gran hambre, y quiso comer; pero mientras le preparaban algo, le sobrevino un &#233;xtasis; 11y vio el cielo abierto, y que descend&#237;a algo semejante a un gran lienzo, que atado de las cuatro puntas era bajado a la tierra; 12en el cual hab&#237;a de todos los cuadr&#250;pedos terrestres y reptiles y aves del cielo. 13Y le vino una voz: Lev&#225;ntate, Pedro, mata y come. 14Entonces Pedro dijo: Se&#241;or, no; porque ninguna cosa com&#250;n o inmunda he comido jam&#225;s. 15Volvi&#243; la voz a &#233;l la segunda vez: Lo que Dios limpi&#243;, no lo llames t&#250; com&#250;n. 16Esto se hizo tres veces; y aquel lienzo volvi&#243; a ser recogido en el cielo.</div><div class="p"> 17Y mientras Pedro estaba perplejo dentro de s&#237; sobre lo que significar&#237;a la visi&#243;n que hab&#237;a visto, he aqu&#237; los hombres que hab&#237;an sido enviados por Cornelio, los cuales, preguntando por la casa de Sim&#243;n, llegaron a la puerta. 18Y llamando, preguntaron si moraba all&#237; un Sim&#243;n que ten&#237;a por sobrenombre Pedro. 19Y mientras Pedro pensaba en la visi&#243;n, le dijo el Esp&#237;ritu: He aqu&#237;, tres hombres te buscan. 20Lev&#225;ntate, pues, y desciende y no dudes de ir con ellos, porque yo los he enviado. 21Entonces Pedro, descendiendo a donde estaban los hombres que fueron enviados por Cornelio, les dijo: He aqu&#237;, yo soy el que busc&#225;is; &#191;cu&#225;l es la causa por la que hab&#233;is venido? 22Ellos dijeron: Cornelio el centuri&#243;n, var&#243;n justo y temeroso de Dios, y que tiene buen testimonio en toda la naci&#243;n de los jud&#237;os, ha recibido instrucciones de un santo &#225;ngel, de hacerte venir a su casa para o&#237;r tus palabras. 23Entonces, haci&#233;ndoles entrar, los hosped&#243;. Y al d&#237;a siguiente, levant&#225;ndose, se fue con ellos; y le acompa&#241;aron algunos de los hermanos de Jope.</div><div class="p"> 24Al otro d&#237;a entraron en Cesarea. Y Cornelio los estaba esperando, habiendo convocado a sus parientes y amigos m&#225;s &#237;ntimos. 25Cuando Pedro entr&#243;, sali&#243; Cornelio a recibirle, y postr&#225;ndose a sus pies, ador&#243;. 26Mas Pedro le levant&#243;, diciendo: Lev&#225;ntate, pues yo mismo tambi&#233;n soy hombre. 27Y hablando con &#233;l, entr&#243;, y hall&#243; a muchos que se hab&#237;an reunido. 28Y les dijo: Vosotros sab&#233;is cu&#225;n abominable es para un var&#243;n jud&#237;o juntarse o acercarse a un extranjero; pero a m&#237; me ha mostrado Dios que a ning&#250;n hombre llame com&#250;n o inmundo; 29por lo cual, al ser llamado, vine sin replicar. As&#237; que pregunto: &#191;Por qu&#233; causa me hab&#233;is hecho venir?</div><div class="p"> 30Entonces Cornelio dijo: Hace cuatro d&#237;as que a esta hora yo estaba en ayunas; y a la hora novena, mientras oraba en mi casa, vi que se puso delante de m&#237; un var&#243;n con vestido resplandeciente, 31y dijo: Cornelio, tu oraci&#243;n ha sido o&#237;da, y tus limosnas han sido recordadas delante de Dios. 32Env&#237;a, pues, a Jope, y haz venir a Sim&#243;n el que tiene por sobrenombre Pedro, el cual mora en casa de Sim&#243;n, un curtidor, junto al mar; y cuando llegue, &#233;l te hablar&#225;. 33As&#237; que luego envi&#233; por ti; y t&#250; has hecho bien en venir. Ahora, pues, todos nosotros estamos aqu&#237; en la presencia de Dios, para o&#237;r todo lo que Dios te ha mandado.</div><div class="p"> 34Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo: En verdad comprendo que Dios no hace acepci&#243;n de personas,#Dt. 10.17. 35sino que en toda naci&#243;n se agrada del que le teme y hace justicia. 36Dios envi&#243; mensaje a los hijos de Israel, anunciando el evangelio de la paz por medio de Jesucristo; este es Se&#241;or de todos. 37Vosotros sab&#233;is lo que se divulg&#243; por toda Judea, comenzando desde Galilea, despu&#233;s del bautismo que predic&#243; Juan: 38c&#243;mo Dios ungi&#243; con el Esp&#237;ritu Santo y con poder a Jes&#250;s de Nazaret, y c&#243;mo este anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con &#233;l. 39Y nosotros somos testigos de todas las cosas que Jes&#250;s hizo en la tierra de Judea y en Jerusal&#233;n; a quien mataron colg&#225;ndole en un madero. 40A este levant&#243; Dios al tercer d&#237;a, e hizo que se manifestase; 41no a todo el pueblo, sino a los testigos que Dios hab&#237;a ordenado de antemano, a nosotros que comimos y bebimos con &#233;l despu&#233;s que resucit&#243; de los muertos. 42Y nos mand&#243; que predic&#225;semos al pueblo, y testific&#225;semos que &#233;l es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos. 43De este dan testimonio todos los profetas, que todos los que en &#233;l creyeren, recibir&#225;n perd&#243;n de pecados por su nombre.</div><div class="p"> 44Mientras a&#250;n hablaba Pedro estas palabras, el Esp&#237;ritu Santo cay&#243; sobre todos los que o&#237;an el discurso. 45Y los fieles de la circuncisi&#243;n que hab&#237;an venido con Pedro se quedaron at&#243;nitos de que tambi&#233;n sobre los gentiles se derramase el don del Esp&#237;ritu Santo. 46Porque los o&#237;an que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios. 47Entonces respondi&#243; Pedro: &#191;Puede acaso alguno impedir el agua, para que no sean bautizados estos que han recibido el Esp&#237;ritu Santo tambi&#233;n como nosotros? 48Y mand&#243; bautizarles en el nombre del Se&#241;or Jes&#250;s. Entonces le rogaron que se quedase por algunos d&#237;as.</div>
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 <div class="book bkJER">
 <div class="chapter ch19" data-usfm="JER.19">
 <div class="label">19</div><div class="s">La se&#241;al de la vasija rota</div><div class="p"> 1As&#237; dijo Jehov&#225;: Ve y compra una vasija de barro del alfarero, y lleva contigo de los ancianos del pueblo, y de los ancianos de los sacerdotes; 2y saldr&#225;s al valle del hijo de Hinom,#2 R. 23.10; Jer. 7.30-32; 32.34-35. que est&#225; a la entrada de la puerta oriental, y proclamar&#225;s all&#237; las palabras que yo te hablar&#233;. 3Dir&#225;s, pues: O&#237;d palabra de Jehov&#225;, oh reyes de Jud&#225;, y moradores de Jerusal&#233;n. As&#237; dice Jehov&#225; de los ej&#233;rcitos, Dios de Israel: He aqu&#237; que yo traigo mal sobre este lugar, tal que a todo el que lo oyere, le reti&#241;an los o&#237;dos. 4Porque me dejaron, y enajenaron este lugar, y ofrecieron en &#233;l incienso a dioses ajenos, los cuales no hab&#237;an conocido ellos, ni sus padres, ni los reyes de Jud&#225;; y llenaron este lugar de sangre de inocentes. 5Y edificaron lugares altos a Baal, para quemar con fuego a sus hijos en holocaustos al mismo Baal;#Lv. 18.21. cosa que no les mand&#233;, ni habl&#233;, ni me vino al pensamiento. 6Por tanto, he aqu&#237; vienen d&#237;as, dice Jehov&#225;, que este lugar no se llamar&#225; m&#225;s Tofet, ni valle del hijo de Hinom, sino Valle de la Matanza. 7Y desvanecer&#233; el consejo de Jud&#225; y de Jerusal&#233;n en este lugar, y les har&#233; caer a espada delante de sus enemigos, y en las manos de los que buscan sus vidas; y dar&#233; sus cuerpos para comida a las aves del cielo y a las bestias de la tierra. 8Pondr&#233; a esta ciudad por espanto y burla; todo aquel que pasare por ella se asombrar&#225;, y se burlar&#225; sobre toda su destrucci&#243;n. 9Y les har&#233; comer la carne de sus hijos y la carne de sus hijas, y cada uno comer&#225; la carne de su amigo, en el asedio y en el apuro con que los estrechar&#225;n sus enemigos y los que buscan sus vidas.</div><div class="p"> 10Entonces quebrar&#225;s la vasija ante los ojos de los varones que van contigo, 11y les dir&#225;s: As&#237; ha dicho Jehov&#225; de los ej&#233;rcitos: As&#237; quebrantar&#233; a este pueblo y a esta ciudad, como quien quiebra una vasija de barro, que no se puede restaurar m&#225;s; y en Tofet se enterrar&#225;n, porque no habr&#225; otro lugar para enterrar. 12As&#237; har&#233; a este lugar, dice Jehov&#225;, y a sus moradores, poniendo esta ciudad como Tofet. 13Las casas de Jerusal&#233;n, y las casas de los reyes de Jud&#225;, ser&#225;n como el lugar de Tofet, inmundas, por todas las casas sobre cuyos tejados ofrecieron incienso a todo el ej&#233;rcito del cielo, y vertieron libaciones a dioses ajenos.</div><div class="p"> 14Y volvi&#243; Jerem&#237;as de Tofet, adonde le envi&#243; Jehov&#225; a profetizar, y se par&#243; en el atrio de la casa de Jehov&#225; y dijo a todo el pueblo: 15As&#237; ha dicho Jehov&#225; de los ej&#233;rcitos, Dios de Israel: He aqu&#237;, yo traigo sobre esta ciudad y sobre todas sus villas todo el mal que habl&#233; contra ella; porque han endurecido su cerviz para no o&#237;r mis palabras.</div>
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 <div class="chapter ch5" data-usfm="MRK.5">
 <div class="label">5</div><div class="s">El endemoniado gadareno</div><div class="r">(Mt. 8.28-34; Lc. 8.26-39)</div><div class="p"> 1Vinieron al otro lado del mar, a la regi&#243;n de los gadarenos. 2Y cuando sali&#243; &#233;l de la barca, en seguida vino a su encuentro, de los sepulcros, un hombre con un esp&#237;ritu inmundo, 3que ten&#237;a su morada en los sepulcros, y nadie pod&#237;a atarle, ni aun con cadenas. 4Porque muchas veces hab&#237;a sido atado con grillos y cadenas, mas las cadenas hab&#237;an sido hechas pedazos por &#233;l, y desmenuzados los grillos; y nadie le pod&#237;a dominar. 5Y siempre, de d&#237;a y de noche, andaba dando voces en los montes y en los sepulcros, e hiri&#233;ndose con piedras. 6Cuando vio, pues, a Jes&#250;s de lejos, corri&#243;, y se arrodill&#243; ante &#233;l. 7Y clamando a gran voz, dijo: &#191;Qu&#233; tienes conmigo, Jes&#250;s, Hijo del Dios Alt&#237;simo? Te conjuro por Dios que no me atormentes. 8Porque le dec&#237;a: Sal de este hombre, esp&#237;ritu inmundo. 9Y le pregunt&#243;: &#191;C&#243;mo te llamas? Y respondi&#243; diciendo: Legi&#243;n me llamo; porque somos muchos. 10Y le rogaba mucho que no los enviase fuera de aquella regi&#243;n. 11Estaba all&#237; cerca del monte un gran hato de cerdos paciendo. 12Y le rogaron todos los demonios, diciendo: Env&#237;anos a los cerdos para que entremos en ellos. 13Y luego Jes&#250;s les dio permiso. Y saliendo aquellos esp&#237;ritus inmundos, entraron en los cerdos, los cuales eran como dos mil; y el hato se precipit&#243; en el mar por un despe&#241;adero, y en el mar se ahogaron.</div><div class="p"> 14Y los que apacentaban los cerdos huyeron, y dieron aviso en la ciudad y en los campos. Y salieron a ver qu&#233; era aquello que hab&#237;a sucedido. 15Vienen a Jes&#250;s, y ven al que hab&#237;a sido atormentado del demonio, y que hab&#237;a tenido la legi&#243;n, sentado, vestido y en su juicio cabal; y tuvieron miedo. 16Y les contaron los que lo hab&#237;an visto, c&#243;mo le hab&#237;a acontecido al que hab&#237;a tenido el demonio, y lo de los cerdos. 17Y comenzaron a rogarle que se fuera de sus contornos. 18Al entrar &#233;l en la barca, el que hab&#237;a estado endemoniado le rogaba que le dejase estar con &#233;l. 19Mas Jes&#250;s no se lo permiti&#243;, sino que le dijo: Vete a tu casa, a los tuyos, y cu&#233;ntales cu&#225;n grandes cosas el Se&#241;or ha hecho contigo, y c&#243;mo ha tenido misericordia de ti. 20Y se fue, y comenz&#243; a publicar en Dec&#225;polis cu&#225;n grandes cosas hab&#237;a hecho Jes&#250;s con &#233;l; y todos se maravillaban.</div><div class="s">La hija de Jairo, y la mujer que toc&#243; el manto de Jes&#250;s</div><div class="r">(Mt. 9.18-26; Lc. 8.40-56)</div><div class="p"> 21Pasando otra vez Jes&#250;s en una barca a la otra orilla, se reuni&#243; alrededor de &#233;l una gran multitud; y &#233;l estaba junto al mar. 22Y vino uno de los principales de la sinagoga, llamado Jairo; y luego que le vio, se postr&#243; a sus pies, 23y le rogaba mucho, diciendo: Mi hija est&#225; agonizando; ven y pon las manos sobre ella para que sea salva, y vivir&#225;.</div><div class="p"> 24Fue, pues, con &#233;l; y le segu&#237;a una gran multitud, y le apretaban. 25Pero una mujer que desde hac&#237;a doce a&#241;os padec&#237;a de flujo de sangre, 26y hab&#237;a sufrido mucho de muchos m&#233;dicos, y gastado todo lo que ten&#237;a, y nada hab&#237;a aprovechado, antes le iba peor, 27cuando oy&#243; hablar de Jes&#250;s, vino por detr&#225;s entre la multitud, y toc&#243; su manto. 28Porque dec&#237;a: Si tocare tan solamente su manto, ser&#233; salva. 29Y en seguida la fuente de su sangre se sec&#243;; y sinti&#243; en el cuerpo que estaba sana de aquel azote. 30Luego Jes&#250;s, conociendo en s&#237; mismo el poder que hab&#237;a salido de &#233;l, volvi&#233;ndose a la multitud, dijo: &#191;Qui&#233;n ha tocado mis vestidos? 31Sus disc&#237;pulos le dijeron: Ves que la multitud te aprieta, y dices: &#191;Qui&#233;n me ha tocado? 32Pero &#233;l miraba alrededor para ver qui&#233;n hab&#237;a hecho esto. 33Entonces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella hab&#237;a sido hecho, vino y se postr&#243; delante de &#233;l, y le dijo toda la verdad. 34Y &#233;l le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote.</div><div class="p"> 35Mientras &#233;l a&#250;n hablaba, vinieron de casa del principal de la sinagoga, diciendo: Tu hija ha muerto; &#191;para qu&#233; molestas m&#225;s al Maestro? 36Pero Jes&#250;s, luego que oy&#243; lo que se dec&#237;a, dijo al principal de la sinagoga: No temas, cree solamente. 37Y no permiti&#243; que le siguiese nadie sino Pedro, Jacobo, y Juan hermano de Jacobo. 38Y vino a casa del principal de la sinagoga, y vio el alboroto y a los que lloraban y lamentaban mucho. 39Y entrando, les dijo: &#191;Por qu&#233; alborot&#225;is y llor&#225;is? La ni&#241;a no est&#225; muerta, sino duerme. 40Y se burlaban de &#233;l. Mas &#233;l, echando fuera a todos, tom&#243; al padre y a la madre de la ni&#241;a, y a los que estaban con &#233;l, y entr&#243; donde estaba la ni&#241;a. 41Y tomando la mano de la ni&#241;a, le dijo: Talita cumi; que traducido es: Ni&#241;a, a ti te digo, lev&#225;ntate. 42Y luego la ni&#241;a se levant&#243; y andaba, pues ten&#237;a doce a&#241;os. Y se espantaron grandemente. 43Pero &#233;l les mand&#243; mucho que nadie lo supiese, y dijo que se le diese de comer.</div>
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Devocional Del Día | JulioMuestra

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