¿Por Qué Se Necesita La Autodisciplina?Muestra

"Y esto hago por causa del evangelio, para hacerme copartícipe de él. ¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado" (1 Cor. 9:23-27).

Desde temprano en mi vocación de fe aprendí que el cristianismo no es una carrera de velocidad sino de resistencia. Es por esto que, antes que nada, debemos saber que la vida disciplinada no es fácil, y aquí es donde es preciso tener presentes los rigores que nos menciona el apóstol Pablo en nuestro texto del día. Rigores a los cuales él mismo reconoció que era vital someterse para proseguir “a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Fil 3.13) y “no ser eliminado” (1 Co 9.26-27).

Recordemos los siguientes requisitos para iniciar una vida de disciplinas espirituales:

1. Tener una meta y un propósito definidos. Ambos contribuyen para poner en claro las disciplinas espirituales necesarias para alcanzar nuestra meta, teniendo en cuenta los propósitos eternos de Dios para nosotros.
2. La verdadera recompensa. Debemos recordar que el beneficio más significativo de la disciplina no se obtendrá en esta vida, sino que lo recibiremos de manos del mismo Cristo cuando comparezcamos ante Él en el día postrero.
3. Leyendo cada día una porción de la Palabra de Dios. Sin excepción, todos podemos lograr esa meta y de esa manera descubriremos que esa práctica constituye una disciplina fundamental y benéfica.
4. Orando todos los días. No solo para presentarle nuestras necesidades, sino hablando con Él acerca de lo que dice su Palabra. Despertémonos un poco más temprano o limitemos otras actividades a fin de dar prioridad a Dios en nuestra vida diaria.
5. Alcanzaremos metas insospechadas. El Espíritu Santo nos capacitará para llevar a cabo lo que nos demande la tarea que nos ocupe, pues esa es la voluntad de Dios para nosotros.
6. No permitamos que nuestros deseos naturales cotidianos ni otras distracciones nos impidan lograrlo.
7. Consideremos las metas que Él nos ha trazado, los rigores necesarios para alcanzarlas y los sacrificios que demandarán de nuestra parte.

¿Crees que esto marcaría una diferencia en tus relaciones, en tu comunidad de fe?

¡Medita en esto! ¡Hasta una próxima oportunidad!

Con amor en Cristo,

Pr. Juan Carlos Calle y equipo Conectar Global

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